ompositora, romántica y soñadora. De sueño ligero, pero dormilona. Alguien que tiene muy claro qué no quiere ser, pero no tanto qué sí quiere". Izaro Andrés Zelaieta (1993, Mallabia) ha cumplido todos sus anhelos -al menos en el ámbito musical- antes de llegar a los 30. Llena pabellones, velódromos, teatros, holgadas salas de conciertos y auditorios con capacidad para albergar varios miles de personas. Sus canciones conectan con un público heterogéneo, desde cuadrillas de jóvenes, a parejas, familias, niños y hasta personas mayores.

Ha logrado traspasar fronteras. En junio cruza el charco para tocar en Argentina con la banda de rock Parientes. 'Tus asuntos', uno de los temas más escuchados del grupo latinoamericano en plataformas musicales, cuenta con el acompañamiento de la diáfana voz de Izaro. Últimamente, se codea con la flor y nata del pop español (Amaral, Xoel López, Rozalén) y como no se olvida de dónde viene, en su último álbum, 'Limones de Oro' (2022), también realiza duetos con Belako, Mikel Urdangarin y Eñaut Elorrieta, entre otros artistas vascos.

Hace apenas dos años todo eran interrogantes a su alrededor. La pandemia chafó sus planes: la artista vizcaína residente en Gipuzkoa tuvo que cancelar in extremis sus conciertos en el Kursaal. Había alcanzado el pico de su carrera. ¿Se acordarían de ella a la vuelta a la normalidad? ¿Todo volvería a ser como antes? Izaro había pegado un estirón comercial con 'Limones en Invierno' (2020) y su ascenso se vio truncado de la noche a la mañana. En pleno confinamiento hizo un directo para sus fans, una actuación muy sentida y especial. Sus seguidores no se iban a olvidar de ella así como así. Una canción como 'Invierno a la vista' le había abierto puertas aquí y allá y el universo limonero comenzaba a expandirse.

Ya en época de pospandemia no ha perdido su 'mojo'. Su celebridad no se ha evaporado. Al contrario, todo parece indicar que aún no ha tocado techo. Natural, simpática y con bastante tirón en redes sociales, lleva su cuenta de Instagram a su antojo. Tiene tirón. Acumula casi 40.000 seguidores y todas sus publicaciones pasan de los 1.000 likes. Charla con sus seguidores, responde a sus comentarios. Ese es uno de los secretos de Izaro: nadie le dice lo que tiene que hacer, ella manda. Sus decisiones son suyas y su círculo de confianza es muy reducido.

Canta en euskera, castellano e inglés. No lo hace por estar a la vanguardia del cacareado plurilingüismo; simplemente obedece a su instinto, es lo que le pide el cuerpo. Terminó sus estudios de Comunicación en California -había empezado Física, pero no le convenció- y fue allí donde quiso probar suerte con la música. Sus primeras piezas las compuso en el idioma de Shakespeare. Después llegaron el euskera, su lengua materna, y el castellano. Para algunos canta "demasiado" en uno de los dos idiomas; otros dirán que lo contrario, que se queda corta. Es un debate agotador y recurrente que Izaro sortea como puede.

'Om' (2016) fue la puesta de largo de la joven cantautora; en 'Eason' (2018) empezó a fraguarse el fenómeno. El díptico compuesto por 'Limones en Invierno' y 'Limones de Oro' es la imagen con la que se identifica. Como un eslogan que abraza la inclusión y la diversidad. Izaro cumplirá 30 años el 31 de diciembre. Su trayectoria ha discurrido con calma, sin grandes campañas publicitarias, sin la necesidad de meter demasiado ruido. Su música, pop amable y transversal, apto para todos los públicos, no necesita grandes empujones ni acelerones bruscos. Los aires latinos de 'La Felicidad', su canción más escuchada en Spotify, con 2,5 millones de reproducciones, se dio a conocer hace ya cuatro años. En el mundo cítrico de Izaro no va más rápido el que más corre.

Rechaza la 'prontomanía', la necesidad de contestar a todo de manera inmediata. No va con ella. Su Whatsapp almacena mensajes y pueden pasar semanas y meses hasta que se sienta a contestar a su gente. Lo hace tranquilamente. Sin agobios. Necesita su tiempo, marcar sus propios ritmos, priorizar, decir que no, establecer sus horarios y sus rutinas. Lo decía Gilbert Keith Chesterton, el escritor británico de inicios del siglo XX: "Una de las grandes desventajas de la prisa es que lleva demasiado tiempo".

No concede demasiadas entrevistas: se siente más cómoda y segura al mando de su Instagram, donde ella misma puede exprimir el zumo de los limoneros. A su lado cuenta con la estrecha colaboración de Sergio Cruzado, su manager y figura en la sombra que tiene mucho que ver con su escalada hacia el éxito. Ella lo sabe. Y siempre que le preguntan por él lo halaga y le echa flores. Es el escudero fiel que no aparece en las fotos. Un aliado que le ha allanado el camino a una de nuestras jóvenes artistas más populares. l

"Me gustaría ser profesora de euskera de mayor y también cantante, pero con mi propio estilo"

"Naia y yo nos sabemos todas las canciones de Izaro. Nos gusta mucho cómo canta"

"Hemos estado a punto de volver a ir a ver a los Rolling ahora que tocaban en Madrid"