En el año 1996, tanto DC Comics como Marvel Comics decidieron unirse y crearon la línea Amalgam. En ella aparecían nuevos personajes que era una mezcla entre superhéroes de ambos mundos. Hubo dos volúmenes entre 1996 y 1997. Entre los protagonistas nuevos se creó a Iron Lantern, que era una mezcla entre Iron Man y Linterna Verde, o Super Soldier, que era un mix de los poderosos superhéroes de Superman y Capitán América.

Aunque Spiderman es el superhéroe más taquillero de toda la historia del cine sus creadores de Marvel dudaban del éxito que pudiera tener. Al fin y al cabo a muy poca gente le gustan estos arácnidos. Martin Goodman, el jefe de Marvel, estuvo a punto de rechazar el personaje creado por Stan Lee pero finalmente decidió incorporarlo en el último ejemplar de la antología ‘Amazing Adult Fantasy’, distribuido a partir de junio de 1962, y cuya temática versaba sobre la ciencia ficción y elementos sobrenaturales. A partir de ese momento Spiderman siguió apareciendo en distintas publicaciones mensuales de Marvel Comics.

Hablando de personajes icónicos no podemos olvidar a Superman y cómo habían pensado que fuera en un principio. La primera idea es que iba a ser calvo, descuidado, con un gran conocimiento científico, con poderes telepáticos y con una obsesión absoluta por conquistar la tierra. Finalmente no fue así.

Por otro lado encontramos la anécdota de con qué fin se creó el Joker. Pues en un principio no iba a ser más que un villano más a los que se enfrentaría Batman pero enseguida su creador, Whitney Ellsworth, pensó que podría tener futuro. A día de hoy es el villano más famoso que encontramos en ambos universos.

Por último, hablaremos de Lobezno, personaje icónico y taquillero de Marvel. Fue creado por Len Wein y el objetivo principal era construir un superhéroe que se enfrentara a Hulk y que se basaría en un tejón. Al final esto no fue así y decidieron crear un personaje basado en un lobo.