l 30 de junio los tres pasionistas que quedan en Urretxu abandonarán la localidad, cerrando así un importante capítulo de la historia local. Estos últimos años los pasionistas se han dedicado a atender las parroquias de Urretxu y de algunas pequeñas localidades de la zona, pero antaño su convento fue todo un referente y se utilizó como refugio de la cultura vasca. Hace cinco años, los edificios de los pasionistas pasaron a manos del Ayuntamiento.

Hoy en día hay tres pasionistas en Urretxu: el urretxuarra Iñaki Akizu, el ereñoarra Rubén Beaskoa y el beizamarra Jesús Mari Iturriotz. Hace siete años los responsables provinciales firmaron un convenio con el Obispado y desde entonces los pasionistas se han dedicado a atender las mencionadas parroquias. El plazo marcado en el convenio ha vencido y los responsables provinciales le han hecho saber al Obispado que el 30 de enero los tres pasionistas dejarán de ejercer la labor pastoral que están llevando a cabo en esta zona de Gipuzkoa.

Los pasionistas llegaron a Urretxu en 1935. El convento de Gabiria se les quedó pequeño y abrieron sendas casas en Irun y en Urretxu. La de Urretxu se utilizó al principio para el retiro, pero después se amplió y acogió una escuela de teología. Al mismo tiempo, construyeron la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes. Las primeras clases de teología se impartieron en 1951 y la iglesia se inauguró en 1953. En el convento de Urretxu llegaron a vivir 70 personas: 20 frailes y 50 alumnos.

La escuela de teología se cerró en 1968. Los alumnos se fueron a Deusto y algunos de los locales que quedaron vacíos los cogió la ikastola. No en vano, los pasionistas apoyaron la creación de la ikastola. Tres de los directores que ha tenido la ikastola han sido pasionistas.

Casi todos los pasionistas eran vascoparlantes y amaban el euskera. En su casa reinaba un ambiente euskaldun y los alumnos tenían ocasión de aprender euskera y alfabetizarse en este idioma. También impartían clases de alfabetización al resto de los vecinos y apoyaban las iniciativas relacionadas con la cultura vasca.

Casi todas estas iniciativas se desarrollaban de la mano de la Cofradía de la Pasión. Esta cofradía estaba formada por vecinos de las localidades de la zona y llegó a contar con cerca de 500 miembros. Bajo el manto de los frailes y la cofradía, se impartieron clases de solfeo, txistu y danzas vascas y se crearon la gau eskola y un grupo de teatro.

Tal y como se ha indicado, cada vez había menos frailes y hace cinco años los pasionistas y el Ayuntamiento firmaron un convenio: el parque situado delante de la iglesia y los edificios pasaron a manos municipales y, a cambio, se podrán construir 39 viviendas libres y 17 tasadas en terrenos de la congregación. El Ayuntamiento cedió uno de los edificios a la ikastola y el otro acogerá el nuevo centro de día de Aspace y apartamentos para mayores. El futuro de la iglesia se aclarará en breve.

En el convento de los pasionistas se dieron clases de euskera, txistu y danzas vascas y los frailes apoyaron la creación de la ikastola