o es la primera vez que en este espacio del periódico dedicamos un reportaje a la trinchera de Zumarraga. Es una de las obras más importantes y beneficiosas que se ha llevado en el pueblo. Un lugar que era un nido de ratas, se cubrió y se ha convertido en un lugar de encuentro. Se organizan conciertos, el día de Santa Lucía se colocan puestos, el parque infantil es uno de los más solicitados del pueblo, a los mayores les encanta sentarse en su hilera de bancos y charlar... Por si todo esto fuera poco, ahora se ha destapado como estación de esquí.

La madrugada del sábado al domingo nevó copiosamente en Urola Garaia y las calles de Ezkio, Legazpi, Urretxu y Zumarraga amanecieron cubiertas de nieve. Los más valientes subieron a Korosti, Irimo o Izazpi. Muchos lo hicieron con esquíes. Otros se conformaron con deslizarse con trineos o plásticos por las laderas de los montes. Pero no hacía falta ir al monte para disfrutar de la nieve. Muchos padres con niños pequeños fueron a la trinchera y lo pasaron en grande.

El ambiente que se vivía allí y la cara de alegría de los niños servía para olvidar por un rato que estamos inmersos en una pandemia: niños bajando las cuestas con trineos, padres y niños haciendo muñecos de nieve, gente jugando con sus perros... Parecía la zona de aparcamiento de una estación de esquí. En la zona de la trinchera tampoco faltan cafeterías y bares y muchas familias aprovecharon para tomar un aperitivo después de jugar en la nieve.

El cubrimiento de la trinchera de RENFE data de 1997. La obra se llevó a cabo durante la primera de las dos legislaturas en las que Antón Arbulu fue alcalde. El presupuesto fue de 600 millones de pesetas.

Se prolongó el túnel hasta el puente de la calle Islas Filipinas, mediante la colocación de un cajón prefabricado. De esto se encargó el Moptma (Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio ambiente), mientras que el Ayuntamiento se hizo cargo del relleno y la urbanización.

Uno de los mayores retos de la urbanización fue hacer frente a las diferencias de cota existentes en los costados. Con el cubrimiento de la trinchera, Zumarraga ganó un espacio de 6.000 metros cuadrados. En el lado que da a Elizkale se colocó una escultura de Jorge Oteiza. De hecho, el escultor tomó parte en el acto de inauguración del nuevo espacio, que se llevó a cabo el 30 de junio de 1997.