Su txoko guipuzcoano favorito para dibujar. Me gusta dibujar paisajes, pero últimamente hago sobre todo retratos. Me quedo con Donostia, la playa de Itzurun y La Antigua.

Una fiesta. No soy muy de fiestas, pero son un buen motivo para dibujar. Como urretxuarra que soy, me quedo con la Euskal Jaia.

Un paisaje idílico. Txindoki en otoño.

Un monte. Urbia.

Una playa. Itzurun. Hay pocos sitios más bonitos que Itzurun con marea baja.

urretxu - ¿Siempre le ha gustado dibujar?

-Sí. Al aita le gusta dibujar y yo también he dibujado desde niño. Cuando salí de clase, me gustaba dibujar. Cuando llegó la hora de elegir una carrera, quería una que tuviese relación con el dibujo y decidí estudiar Arquitectura.

¿Con quién aprendió a dibujar?

-He ido a cursos que se han organizado en el pueblo (con Félix Vaqueriza, Eli Mendia, Manu Muniategiandikoetxea...), pero soy bastante autodidacta. He aprendido, sobre todo, practicando. Practicar es muy importante. Hoy en día dibujo en un cuaderno: en el tren, en la calle... No exige mucho tiempo y es un ejercicio muy bueno. Algunos de los que van en el tren conmigo son ya amigos y me piden dibujos.

¿Qué otras técnicas le gustan?

-Utilizo la técnica tradicional y la digital. La acuarela y los rotuladores me gustan mucho. Apenas pinto al óleo, pues tengo poco tiempo.

Desde hace algunos años, no para.

-Hace 12 años me diagnosticaron un cáncer y tuve que pasar un año en casa. Tenía tiempo para dibujar, dibujé mucho, y fue entonces cuando me di cuenta de hasta qué punto me gusta dibujar. Para mí, dibujar es como hacer yoga. Es una forma de meditar. Dibujar me relaja mucho.

Organiza cursos de dibujo en el taller de arte de Urretxu.

-Nos reunimos en el salón Labeaga. Es un lugar muy adecuado para dibujar y pintar. Traemos un profesor, ponemos música, Jon Tirapu se encarga de la iluminación... Después, comemos todos juntos. Tenemos un ambiente muy bueno.

En Navidades estuvo en Pakistán.

-El pakistaní Mohamed Omar fue cuidador de mi hermano. Hicimos una gran relación y es uno más de la familia. Somos su familia en Euskadi. Nos invitó a su boda, quería que fuésemos a Pakistán, y se casó en una fecha que nos venía bien a nosotros. Fuimos los cuatro de casa. Estuvimos allí del 16 de diciembre al 1 de enero. Fue una gran oportunidad parar conocer otra cultura.

Haría muchos dibujos.

-Me apetecía compartir aquella vivencia y así nació el proyecto Masala Soul Project. Del 15 al 31 de mayo expondré las fotografías y los dibujos de Pakistán en la sala de muestras Juan de Lizarazu de Urretxu. Quiero mostrar el modo de vida de allí. Todas las fotografías las saqué con el móvil, pues así es más fácil captar el ambiente en cualquier lugar y de manera rápida. También quiero demostrar que se puede hacer arte en cualquier lugar y de cualquier manera. Lo importante es la mirada.

¿Qué le pareció Pakistán?

-Estuvimos en un pueblo pequeño situado entre Islamabad y Lahore, en la casa de los familiares de nuestro amigo. Nos recibieron muy bien, con flores y todo. Nos hicieron sentirnos de allí. También tuvimos oportunidad de hacer algo de turismo, aunque allí el tráfico es caótico. De todos modos, lo importante es que tuvimos ocasión de conocer cómo viven allí. En Pakistán viven a otro ritmo. Por otro lado, las condiciones de vida son peores que las de aquí: en una fábrica trabajaban descalzos, en las casas hace frío... En algunas cosas, viven como aquí hace 100 años.