l Ayuntamiento de Errenteria, con la colaboración de la socióloga Raquel Sanz, presentó ayer un estudio sobre la incidencia de la pobreza energética en el municipio elaborado en 2020.

Para este análisis se tuvieron en cuenta cuatro indicadores: la imposibilidad de mantener la vivienda a una temperatura adecuada, retrasos en el pago de las facturas, ser necesario un gran esfuerzo económico para hacer frente a los gastos energéticos y un gasto energético bajo extraordinario para que las facturas no se disparen.

Según señaló la responsable del estudio, de él se desprende que la imposibilidad de mantener la vivienda a una temperatura adecuada es más acusada en Kaputxinoak y en casas del Centro. Por el contrario, el mayor esfuerzo económico para hacer frente a los gastos energéticos se da en los hogares del barrio de Iztieta y Centro.

De hecho, Sanz indicó, que, en general, Errenteria sufre una pobreza energética superior a la media de Gipuzkoa. Según datos de 2018, la dificultad para mantener una temperatura adecuada en la casa afecta a un 9% de los hogares de Gipuzkoa, mientras que en la villa la sufre un 18%. Asimismo, un 13,2% de los guipuzcoanos hacen frente a un gasto excesivo en las facturas, frente al 15,7% de los errenteriarras.

La socióloga matizó que la pobreza energética no solo se debe a la pobreza monetaria, sino que también está relacionada con un parque de viviendas viejo. Además tienen más riesgo de padecerla quienes pagan un alquiler, desempleados, unidades monoparentales, personas de edad avanzada y migrantes.

Por su parte, el edil de Medio Ambiente, José Manuel Ferradás, señaló que “las conclusiones de este estudio demuestran la necesidad de ir implementando medidas para reducir la pobreza energética”. En este sentido, recordó la reciente puesta en marcha de la Oficina Comarcal de Energía. Los dos ejes principales que se trabajarán son la pobreza y la eficiencia energética.