e llenan las botas de barro, se mojan con la ligera lluvia de las primeras horas del día, descubren nuevos animales que hasta ahora solamente las habían visto en los libros escolares, aprenden a compartir, a reconocer sus miedos y, si se puede, a afrontarlos. A ser conscientes de lo que les rodea, de la naturaleza tan abundante y rica de la que pueden disfrutar. Es eso exactamente la oportunidad de brinda a las y los estudiantes de los colegios Urdaneta y Jakintza la iniciativa Oiangu Natur Eskola.

Un proyecto que debería haber empezado en abril, con la llegada de la primavera, pero que se ha tenido que aplazar por el coronavirus. "Para nosotros y nosotras es fundamental mantener actividades así, donde las y los estudiantes estén en todo momento en contacto con la naturaleza", recalca la teniente de alcalde, Maitane Álvarez.

Es sabido que con la llegada de la pandemia y sus posteriores consecuencias se han tenido que tomar medidas extraordinarias para poder mantener las distancias de seguridad. "Por ello, las y los estudiantes de Urdaneta y Jakintza vienen en grupos, uno por día", añade Álvarez. No solo eso, sino que, además, también han habilitado nuevos espacios para poder llevar a cabo la iniciativa. "Se están utilizando el primer y tercer piso del caserío Oiangu, así como los vestuarios del conocido como Chiringito".

Además, tal y como recalca una de las responsables de Aranzadi de dicha actividad, Yoana García, han tenido que adaptarse a las circunstancias: "hemos tomado las medidas que se exigen desde el Gobierno Vasco y que están llevando a cabo en los colegios. La verdad es que al inicio estabamos con algo de miedo por ver cómo transcurrían los acontecimientos, pero para nuestra sorpresa, ha sido el alumnado quién nos ha enseñado muchas cosas", confesaba. Por supuesto, las distancias de seguridad se mantienen durante las actividades y la presencia de gel de hidroalcohol es más que habitual. "Antes de cualquier actividad nos limpiamos las manos, al igual que cuando se termina".

Hasta la fecha, los miembros de Aranzadi están trabajado con los y las alumnas de 8 a 12 años, y así continuarán hasta noviembre. La dinámica es fácil: el alumnado sube a Oiangu con los monitores de Aranzadi y alli? realizan actividades que duran todo el di?a, dejando incluso tiempo para el juego libre. Sus actibividades están basadas en juegos y talleres en los que son los propios estudiantes los que protagonizan el descubrimiento de las joyas y tesoros de Oiangu.

"Este año, más que nunca, se agradece que puedan realizar las actividades al aire libre, que puedan explorar, salir, jugar, gritar...", suma Mikel Etxeberria, miembro de Aranzadi, mientras ayuda a las y los alumnos a prepararse para la siguinete actividad.