Donostia es una de las pocas ciudades del Estado que cuentan con un plan específico de adaptación al cambio climático y eso es un gran paso”. Son palabras de María José Sanz, directora científica de Basque Centre for Climate Change, que ha ofrecido recientemente un seminario bajo el título ¿Cómo se preparan las ciudades para el reto climático? ¿Y Donostia?.

Sanz explicó las razones por las que el cambio climático es una cuestión prioritaria en la agenda de los gobiernos, y detalló los diferentes impactos del mismo en los núcleos urbanos y las soluciones que se proponen. Además, comparó los diferentes planes de adaptación de varias ciudades para conocer las necesidades reales que se plantean, desde infraestructuras hasta cuestiones de gobernanza. En este último apartado estima que “el liderazgo es importante, al igual que el consenso, tener presupuesto, financiación o la capacidad de integrar las políticas climáticas en otras políticas municipales”.

“Estamos asistiendo -en opinión de una de las voces más autorizadas del panorama internacional en la materia- a cambios progresivos de variantes climáticas, de los regímenes de precipitación y de las temperaturas medias”. De hecho, “existe una mayor frecuencia y una mayor severidad de los eventos extremos tales como las inundaciones, las sequías, las olas de calor y el oleaje”, analiza. Eventos que han causado “efectos irreversibles”. Es más, “incluso si los esfuerzos mundiales para reducir las emisiones resultaran eficaces, no serían suficientes”, asegura. “Existen daños de gran magnitud que ya se han ocasionado y en muchos casos son irreversibles e irreparables, y por tanto se requieren acciones integradas de mitigación y adaptación”. Para María José Sanz, “las ciudades tienen un papel crucial en la lucha frente al cambio climático en la mitigación y en la adaptación”.

Para Donostia, uno de los problemas va a ser el incremento en el nivel del mar. Si, por ejemplo, hoy el nivel del mar tiene unos 20 centímetros, en 2100 se podrían alcanzar los 120 centímetros. Haciendo hincapié en el aumento del nivel del mar, en lo que afecta al urbanismo, la inundación de edificaciones costeras “va a ser un problema”, y las redes de infraestructura urbana, principalmente de saneamiento y transporte, “se pueden ver muy afectadas”, además de otros elementos constructivos, como los paseos marítimos. Hay posibilidad de daños en la infraestructura portuaria y un aumento del riesgo en los fallos de los diques al aumentar su calado y los esfuerzos soportados.

El aumento del nivel del mar y, por ende, el retroceso de la línea de costa son temas “muy importantes” para María José Sanz. El estudio del proyecto Donostia se adapta; en la isla de Santa Clara, de 1, 2 y 5 metros, mientras que en La Zurriola sería de 7, 11 y 24 metros. En este sentido, “la identificación de potenciales exposiciones e interdependencias de infraestructuras frente a amenazas del cambio climático se convierte en una necesidad urgente”, sostiene.

Desde 1998, Donostia ha ido progresivamente adoptando una serie de compromisos y “esto es importante”, estima María José Sanz. Si pensamos en qué se podría mejorar, habla de impulsar más los procesos de participación e implicación de agentes interesados y comunidades, lo que ayudaría a aumentar la legitimación de lo que el municipio quiere hacer. También, se refiere a la opción de establecer sistemas de motorización, aunque esto último suponga un “coste difícil de asumir”. Sería beneficioso incluso “poner en marcha soluciones naturales”, en concreto, infraestructura verde. “En el caso de Donostia es muy interesante porque está rodeada de bosques”, agradece María José Sanz, que pide también soluciones naturales en las cuencas fluviales.

Agradece el hecho de que Donostia tenga su estrategia con el plan Klima 2050 y el plan de adaptación. “Está integrando en una misma dirección Salud y Medio Ambiente y está desarrollando normativas vinculantes como la ordenanza municipal de eficiencia energética”, destaca. Considera que la capital guipuzcoana “tiene los elementos necesarios para seguir impulsando la adaptación de la ciudad”.

Pero entiende que si el calentamiento global supera los 1,5 o los 2ºC, “la resiliencia de Donostia, por su exposición costera, puede ser limitada”, advierte. Así las cosas, “las actuaciones tienen que empezar a pensarse bien desde ya”, aconseja. “Hay impactos que no se van a poder evitar. Donostia es una ciudad cuya resiliencia se puede ver comprometida por esta aceleración de impactos, de eventos extremos, sobre todo los relacionados con tormentas más intensas cada vez sobre un incremento sobre el nivel del mar”. Para María José Sanz, “ese puede ser uno de los riegos más graves que va a tener esta ciudad por su exposición costera”.