l color y los motivos tienen su simbología. El bordado, normalmente, no es tal, sino un complicado engranaje de hilos que se cruzan hasta conformar imágenes en un soporte que sí se cose sobre el manto y que habitualmente evocan "plantas estilizadas, flores o estrellas".

Veintidós mantos tiene guardados la Virgen del Coro, patrona de la ciudad, en la sacristía de San María en "un vestidor y cajones", siempre cuidados y, en la actualidad, por la serora de la basílica, Josune Aranburu.

El cuidar de las vestimentas de las imágenes ha sido, y lo destacaba el director del Museo Diocesano, D'Museoa, Edorta Kortadi; un trabajo que han realizado las mujeres, que también han sido bordadoras y las principales donantes de las piezas que permanecen en Santa María.

Hasta el 3 de abril, todos aquellos que se acerquen al Museo Diocesano (calle 31 de Agosto número 46), conocerá de cerca siete de los más de 20 mantos con lo que se viste a la patrona de los donostiarras.

Para ilustrar la visita, en los paneles explicativos se indica qué mensaje se quiere transmitir con cada manto e incluso cómo se realizan los bordados y los materiales que se utilizan para ello. Porque, según explicó el comisario de la muestra, Mauro Peñalba, "no es oro todo lo que reluce" ya que tejer con hilos de oro resulta casi impracticable por su facilidad para romperse. ¿Cómo se hace? Con hilos de nailon recubierto de plata dorada, cuando es esa la tonalidad que se quiere buscar.

Pero ese es solo un detalle de todo lo que se puede conocer si se visita la muestra, en la que también se da cuenta de la evolución de estas vestimentas o mantos que no siempre han sido utilizados para cubrir las imágenes.

La vestimenta transmite mensajes, como también lo hacen los motivos con los que se decora. Y no todos los mantos pueden ser utilizados en cualquier día del año. "Hoy en día prácticamente se ha perdido, pero hay todo un lenguaje en el bordado", destacó Kortadi.

Además de conocer los mantos, la mayoría de los cuales datan de los siglos XIX y XX aunque también se exhibe uno del XVIII, los visitantes de la muestra pueden ayudar a documentar la historia. Lo señalaban Kortadi y Peñalba: "Sería interesante que la gente viniera y nos contará si conocen a bordadoras que han podido coser los mantos u otros detalles".

Además, esta en una buena oportunidad para obtener más información sobre la talla de la virgen, cuyo original se guarda a un camarín.

Los colores de los mantos de la virgen, los días en los que se utilizan y los motivos de los bordados que los adornan tienen una simbología