El Ayuntamiento de Donostia ha calculado 13,5 millones de euros de ingresos por el impuesto de plusvalías en el borrador de presupuesto para 2022, aprobado por la Junta de Gobierno de este pasado martes.

La cifra, que supone un 3% de las cuentas municipales, está ahora en el aire, tras la resolución del Tribunal Constitucional que que ha anulado el oficialmente llamado Impuesto sobre Incremento del Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana, popularmente conocido como plusvalía.

La situación estaba siendo estudiada este miércoles por los servicios jurídicos del Ayuntamiento de Donostia, que no habían dictaminado aún qué sucederá con este impuesto y si podrá ser cobrado, al menos parcialmente.

La asociación de municipios vascos Eudel analizaba también la situación con idénticas dudas. Fuentes del Ayuntamiento de Donostia aseguraron que existen varios escenarios posibles. Por una parte, el impuesto podría quedar anulado totalmente, lo que privaría a Donostia de una buena parte de sus ingresos propios. También podría suceder que la anulación fuese parcial, en caso de que se tuviera en cuenta que las haciendas vascas, en 2017, modificaron el tributo y dejaron de cobrar a aquellas transmisiones de bienes en las que no se había producido ganancias.

Los impuestos propios del Ayuntamiento de Donostia son la segunda fuente de llegada de dinero a la arcas municipales, detrás del Fondo Foral de Financiación Municipal, que aporta un 36,5% del total.

Los ingresos por la tributación propia suponen el 35,5% del total. En este capítulo se encuentran impuestos como el de Bienes Inmuebles, el que más cantidad de dinero otorga al municipio, con 46,6 millones de euros, según el borrador de presupuesto para 2022.

En segundo lugar se sitúa el impuesto de plusvalías, con 13,5 millones de euros, y detrás, el del vehículos, con 11 millones de euros, y el de actividades económicas, con 9,8 millones. Otros, como el de construcciones, prevé 5,5 millones de euros para el municipio.

El impuesto de plusvalías es de los más difíciles de presupuestar ya que se desconoce de antemano cuántas ventas de bienes de naturaleza urbana se van a producir a lo largo del año siguiente. No sucede lo mismo, por ejemplo, con el de Vehículos o Bienes Inmuebles, cuyo número se conoce con bastante exactitud con antelación.

En caso de que el impuesto de plusvalía quede anulado, la situación no tendría efectos retroactivos, pero sí afectaría a los documentos esenciales para la economía de la capital guipuzcoana, como la tabla fiscal y el presupuestos, que podrían tener que ser retocados.