uienes entienden el desarrollo urbano desde un punto de vista puramente economicista suelen presentar Donostia como una locomotora que va a toda velocidad; y que así seguirá tras la pandemia. Pero lo que la ciudad de postal esconde en su reverso no es precisamente algo de lo que se pueda presentar como modélico: la precarización del trabajo, el aumento desmesurado del precio de la vivienda, la privatización de los servicios públicos, la feminización de los cuidados, el cierre de las tiendas de los barrios, el aumento de la huella ecológica, etc.

Esta realidad es mucho más acusada en el este de la ciudad, en Altza, Bidebieta e Intxaurrondo. Históricamente, las diferencias entre los indicadores de bienestar social de estos barrios y el centro de la ciudad han sido muy importantes. Pero en estos tiempos, con la pandemia acelerando drásticamente las crisis que ya venían de antes, estos desequilibrios se han acentuado. Las tres concejales que firmamos este artículo vivimos aquí, en estos barrios, y somos testigos de ello.

Los vecinos y vecinas de Altza, Bidebieta e Intxaurrondo hemos sufrido con demasiada frecuencia el olvido por parte del centralismo municipal de Donostia. Y es que, en demasiadas ocasiones, hemos tenido que pelear duro para poder acceder a los servicios que nos corresponden. Así, la movilización popular ha permitido, a lo largo de los años, conseguir un servicio de autobuses digno, los ambulatorios, los parques infantiles, y también el Distrito Este.

El Distrito Este es una histórica demanda de los vecinos y vecinas de esta populosa zona de Donostia (45.000 habitantes; 24% del total). Ya en 2005, varias asociaciones promovieron una iniciativa para reclamar la creación de un distrito en el este de la ciudad. La iniciativa estaba fundamentada en que una institución más cercana puede responder más adecuadamente a las necesidades sociales. Finalmente, en 2018 se constituyó la Junta Municipal de Distrito que, a pesar del retraso en llegar (fue aprobada en 2015), logró suscitar una cierta esperanza entre el vecindario. Fue vista como oportunidad para empezar a paliar y compensar las carencias y desigualdades que padecemos.

Pero estos dos años que lleva en marcha el Distrito Este han sido la crónica de un querer y no poder. Recientemente, las asociaciones que participan en el Distrito han expresado su malestar por la situación de bloqueo que vive la entidad. EH Bildu también ve con preocupación las carencias y las limitaciones del Distrito Este. Ya en octubre del año pasado, en el pleno sobre el estado de la ciudad, solicitamos al Gobierno municipal que reforzara notablemente la actividad del Distrito, sobre criterios de participación y equidad, para que esta institución lograse cuanto antes su pleno desarrollo y un funcionamiento eficaz. Aunque este punto fue aprobado por unanimidad, el hecho es que, un año más tarde, el Distrito sigue sin ser operativo, los órganos centrales del Ayuntamiento apenas lo tienen en cuenta y, lo que es peor, el Distrito no tiene capacidad para gestionar directamente el presupuesto que se le ha asignado.

Corresponde al concejal Jefe de Distrito dirigir e impulsar las políticas y servicios acordados por la Junta, pero lo cierto es que los dos responsables políticos que hasta ahora han ocupado el cargo no han mostrado la diligencia necesaria. A día de hoy, el Distrito cuenta con la colaboración de dos técnicos, que no dan abasto y no llegan a cumplir todas sus funciones. Sin embargo, lo más grave es que los dos presupuestos asignados hasta ahora al Distrito (2019 y 2020) han sido bloqueados por el Gobierno municipal de Eneko Goia. De hecho, a pesar de que desde las asociaciones y los grupos municipales hemos venido advirtiendo una y otra vez de lo que estaba ocurriendo, el alcalde no ha sabido reaccionar. No ha demostrado capacidad para la puesta en marcha efectiva del Distrito. Es más, dudamos de que haya tenido alguna vez voluntad para ello.

El alcalde Eneko Goia sostiene que no tiene intención de tratar de forma diferente a Altza, Bidebieta e Intxaurrondo. Dicho así, parecería lo que un alcalde debe decir, pero lo cierto es que esto es profundamente injusto. Los barrios que estamos en una situación peor necesitamos más recursos para llegar a la altura de los demás, para igualarnos y cohesionar la ciudad. Esta es la base del principio de equidad. Lo que defiende Goia supone seguir profundizando en las desigualdades existentes.

En EH Bildu consideramos que hay que cambiar radicalmente el modelo de funcionamiento del Distrito Este para que sea eficaz, para que las decisiones adoptadas por la Comisión de Distrito tengan una implantación efectiva y para que, en definitiva, desde el Gobierno municipal se muestre el respeto que se nos debe a las entidades y personas que conformamos parte de esta estructura municipal. El funcionamiento del Distrito ha mostrado muchas carencias y hay que tomar ya medidas correctoras. En ese sentido, nuestro grupo presentará una serie de propuestas para ayudar a reconducir la situación.

Los vecinos y vecinas de Altza, Bidebieta e Intxaurrondo pensamos que es tiempo para que Donostia salde la deuda histórica que tiene con nuestros barrios. Un instrumento como el Distrito Este puede ofrecer mejores soluciones a nuestras necesidades y problemas, permitiendo la participación directa de la ciudadanía en la toma de decisiones del día a día. Es hora de poner en el centro de las políticas públicas el bienestar de toda la ciudadanía y de superar los desequilibrios internos de Donostia. A ello puede y debe contribuir el Distrito Este y, en todo caso, para ese fin seguirá trabajando EH Bildu.

Concejales de EH Bildu en Donostia