odas las personas que acceden a las instalaciones de la comisaría de Morlans, tanto policías municipales como limpiadores u otros ciudadanos, deben pasar por la cámara de temperatura instalada el 8 de abril con el fin de controlar la extensión de la pandemia de coronavirus. "Con 37 grados no se entra en el edificio", subraya el Ayuntamiento, que ha pretendido salvaguardar en lo posible estas instalaciones con las nuevas máquinas, al igual que ha hecho en la sede de los bomberos en Garbera y en los cuatro espacios habilitados para el confinamiento de las personas sin hogar estos días.

Los seis aparatos que encargó el Consistorio al inicio de la pandemia persiguen que las personas con fiebre no puedan contagiar el coronavirus, en caso de tenerlo. Fuentes de la Guardia Municipal explicaron que la cámara de Morlans ha descubierto a dos personas con fiebre, una de ellas trabajadora de la limpieza y otra, un ciudadano que había acudido a realizar un trámite indemorable en la oficina de Udalinfo de este edificio, la única que presta servicio presencial. Se desconoce qué mal presentaban las personas que fueron descubiertas con fiebre pero, a día de ayer, la Guardia Municipal no tenía ningún positivo por coronavirus entre sus agentes, cuando hace un tiempo fueron seis.

Si la máquina pita cuando pasa la persona, se esperan cinco minutos y se repite la prueba de temperatura con un termómetro de los llamados de pistola, con el fin de confirmar la fiebre. "Puede ser que hayan llegado corriendo o sofocados y, entonces, la segunda vez tienen menos temperatura", explican.

Los detenidos, por su parte, tampoco se libran de pasar por el termómetro aunque, en este caso, no por la cámara de temperatura ya que está situada en el acceso principal para el público. Los apresados acceden al edificio policial en el furgón especial que tiene la Guardia Municipal, que estos días no conduce a los detenidos en coches patrulla.

En el periodo de pandemia la delincuencia se ha reducido notablemente en la capital guipuzcoana, pero no ha desaparecido. Sin ir más lejos, un vecino de Astigarraga fue detenido al principio del confinamiento tras haber robado en coches, furgonetas, motos y bicicletas, además de distintos enseres de trasteros de Donostia, que fueron recuperados. Además, unos jóvenes magrebíes fueron también arrestados por apalear a un hombre rumano para robarle el móvil. En el local que ocupaban se les encontraron enseres sustraídos. A estos delincuentes, además, se les imputó un delito de desobediencia por incumplir el confinamiento.