- El caserío Erbitegi, una antigua casa del camino de Okendotegi con origen en los siglos XV-XVI, será sometido a unas catas arqueológicas tras salir a la luz pública que es una zona de presunción arqueológica sobre la que hay que tomar medidas antes de cualquier actuación. Sobre el edificio pesa un proyecto de derribo a causa de las obras del TAV, cuyo trazado pasa muy cerca.

El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) ha iniciado un proceso de expropiación del edificio para eliminarlo, pero la asociación de protección del patrimonio Áncora, así como algunos de sus moradores, han reclamado analizar la construcción antes de tomar cualquier decisión.

Ahora, y tras la solicitud de Áncora y de parte de los vecinos que serán expropiados por Adif, la Diputación foral de Gipuzkoa ha reclamado al organismo ferroviario que lleve a cabo el análisis arqueológico, un trabajo que contará con la asesoría de un equipo local de especialistas.

Algunos de los vecinos, como Garikoitz Arrese, que renovó totalmente su vivienda hace unos años desconociendo su valor patrimonial, no ven con buenos ojos que sea Adif quien lleve a cabo el estudio sobre el edificio, ya que consideran que es parte interesada. Por ello, estudian la posibilidad de encargar otro informe técnico de modo particular.

A pesar de ser una de las casas más antiguas de Donostia, según estudiosos de Áncora, el edificio no aparece en el Plan Especial de Patrimonio Urbano Construido (Peppuc), por lo que el Ayuntamiento no alertó de la situación. Sin embargo, el Gobierno Vasco sí lo tenía catalogado como punto de presunción arqueológica, lo que no impidió que avanzaran los planes de derribo para construir el trazado del TAV.

La casa Erbitegi, o Erbitegi-Etxeberri, anteriormente denominada Erbetegi, entre otros nombres, se encuentra en el camino de Okendotegi, muy cerca de Astigarraga. Según los estudiosos, es anterior a la iglesia de San Vicente, uno de los inmuebles más antiguos de Donostia. En su fachada, con un arco y un escudo, se puede leer el nombre de Miguel Pérez de Erbeta. Este ilustre fue alcalde de Donostia, vivió en la calle Mayor, pero conservó la casa, que legó a su hija, Gracia de Olazabal. Esta se casó con Alonso de Idiáquez, que fue secretario del rey Carlos V, y llevó la casa Erbitegi como dote. El matrimonio fue impulsor de la construcción del convento de San Telmo, que sirve ahora como museo.

El futuro del edificio es ahora una incógnita. Además, algunos vecinos siguen a la espera de un acuerdo económico con Adif ya que las cantidades económicas ofrecidas hasta el momento no les resultan suficientes para adquirir otra casa en Donostia, según sostienen.

El edificio es la cuna de los ancestros de Gracia de Olazabal, que junto a Alonso de Idiáquez, mandó construir San Telmo

La Diputación ha pedido a Adif que lleve a cabo el estudio arqueológico, que debe ser elaborado según las normas en vigor