donostia - La asociación de Defensa del Patrimono Áncora ha pedido a las instituciones públicas que lleven a cabo un control arqueológico para conocer lo que esconde el caserío Erbitegi, situado en el camino de Okendotegi y sujeto a expropiación por parte de Adif para llevar a cabo las obras del TAV.

Algunos de los residentes en el edificio se han ido ya, tras ser expropiados, mientras que otros pelean por lograr una mejor indemnización por parte de Adif, que les permita adquirir otra vivienda en Donostia, tal y como informó recientemente NOTICIAS DE GIPUZKOA, que publicó la imagen del caserío con su arco de piedra y su escudo, que llamó la atención de los defensores del patrimonio.

La antigua construcción no está catalogada ni protegida ya que no se encuentra incluida en el Plan Especial del Patrimonio Urbanístico Construido. Sin embargo, es uno de los edificios más antiguos de la ciudad, según los primeros indicios analizados, que lo sitúan en el siglo XV, antes incluso de la construcción de la iglesia de San Vicente.

En la piedra visible en la fachada del caserío se puede leer el nombre de Miguel Pérez de Erbeta (de donde viene el nombre de Erbitegi). El bachiller, con casa en Donostia, llegó a ser alcalde de la capital guipuzcoana y su hija Gracia de Olazabal se casó con Alonso de Idiáquez e impulsaron la construcción del convento de San Telmo, el actual museo donostiarra.

La asociación Áncora ha enviado un informe a los grupos políticos del Ayuntamiento de Donostia en el que recomienda la conservación del caserío. También mantendrá un encuentro con responsables de la Diputación, con el fin de defender que se conserve la construcción.

El futuro del edificio, sin embargo, está en manos de Adif, por lo que se desconoce que sucederá.