donostia - El Ayuntamiento de Donostia denegó ayer a la Sade la licencia para el derribo de parte del interior del Bellas Artes. El Consistorio argumenta que la actuación planteada iba más allá de un derribo parcial y que significaba, en realidad, vaciar totalmente el edificio.

Los propietarios solicitaron en abril del año pasado el citado permiso para eliminar parte de la estructura interior, después de que una sentencia de la sala 3 del juzgado Contencioso Administrativo confirmara que era necesario "reparar" algunos elementos estructurales.

El Consistorio pidió a los propietarios una prórroga del plazo para responder a su solicitud y poder contar con informes técnicos antes de decidir. Además, ambas partes estaban inmersas en una negociación más amplia en torno al futuro del edificio que buscaba una solución global y que, sin embargo, no ha dado frutos.

Con la respuesta de ayer, el Consistorio sigue las recomendaciones de los informes técnicos solicitados, que eran rotundamente contrarios a autorizar la intervención. Los arquitectos municipales incidían en que la obligación de los propietarios era la de reparar las vigas del techo de la sala de butacas y afirmaban que eso "no puede ser similar a derribarlas", que es lo que planteaba el proyecto presentado por la Sade. También se encargó un informe al experto en restauración Pedro Ponce de León, que veía "omisiones y errores" en la petición de la empresa propietaria y consideraba que la estructura del Bellas Artes es "estable y resistente", aunque necesite reparaciones.

Sin embargo, en vista de la falta de acuerdo, la Sade comunicó al Ayuntamiento el pasado día 12 que daba por finalizada la prórroga concedida para responder a su solicitud. Por eso, ayer mismo solicitó el certificado de silencio administrativo, que implicaría tener licencia para proceder al derribo. En su lugar, recibió la denegación del permiso, por lo que considera que está fuera de plazo.

negociación Todo ello constata el cierre del periodo de negociación abierto. A finales del año pasado el propio alcalde, Eneko Goia, era optimista y llegó a afirmar que esperaba que en cuestión de pocos meses se lograría una solución global a la situación del edificio, que compatibilizara su necesaria protección y sus posibles usos. Sin embargo, en una reciente entrevista a este periódico, afirmaba ya que las posiciones estaban "enrocadas" y que veía a la propiedad "en una situación muy enfrentada".

En esas negociaciones intervino la gerente de la Sade, Coro Odriozola, que recientemente ha dejado su puesto, según confirmaron fuentes de la empresa que, por otro lado, no entraron ayer a valorar la denegación a su solicitud de derribo parcial.

Según detalló el Ayuntamiento, el proyecto planteado para el futuro del Bellas Artes por los propietarios en esas negociaciones implicaba una rebaja del grado de protección actual del edificio, "a lo que el Consistorio no se ha mostrado dispuesto por cuanto que implicaría una pérdida de los valores de este elemento arquitectónico". En estos momentos, tras la anulación de la catalogación como monumento emprendida por el Gobierno Vasco, el régimen de protección del Bellas Artes es el que establece el Plan Especial de Protección del Patrimonio Urbanístico Construido (Peppuc) de Donostia, aprobado en 2014. Está incluido en el grado C del catálogo, lo que implica que su fachada está protegida, aunque se podría derribar y reconstruir conservando sus características. En la revisión del Peppuc que tramita el Ayuntamiento en la actualidad se mantiene el mismo régimen.

sentencia La sentencia que afirmaba la necesidad de reparar las vigas y en la que se basaba la propuesta de la Sade es de finales de 2018 y es consecuencia del proceso abierto tras el derribo de la cúpula en 2015. La autorización para demolerla exigía su restitución y los propietarios acudieron a los tribunales, que les dieron la razón. El fallo anulaba la orden municipal que obligaba a su reposición y consolidaba la obligación de los propietarios de reparar las vigas de la sala de butacas y otros elementos.