donostia - La crisis que afecta al sistema de bicicletas públicas de Dbizi se tradujo el pasado año en un fuerte descenso de los usos, que bajaron casi un 25%, y también de los abonados, que fue del 7%, con lo que se quedaron en 2.625. En total, se contabilizaron 203.694 usos, mientras que a lo largo de 2018 habían sido 270.980. El mes de noviembre fue el peor, con una bajada de utilización del 44%. De todos los trayectos registrados, los ocasionales fueron 4.313 el pasado año, también menos que el año anterior, cuando habían alcanzado la cifra de 5.333.

Este mismo año comenzará a funcionar un sistema renovado, en el que no solo habrá bicicletas eléctricas sino también convencionales. Sin embargo, hasta que se elija la nueva empresa gestora del sistema ciclista los habituales de la bicicleta pública se tendrán que conformar con la situación actual, aunque los responsables municipales esperan que mejore con la reparación de cerca de un centenar de bicicletas, pendientes de la llegada de un pedido de baterías.

A lo largo del pasado año, se contabilizaron 1.947 bicicletas abandonadas por las calles, nueve se dieron por desaparecidas y catorce, aunque se hallaron, quedaron irrecuperables después de haber sido destrozadas. La situación, según explican fuentes municipales, es uno de los factores más negativos a la hora de que el sistema funcione correctamente.

El departamento de Movilidad del Ayuntamiento recuerda que la principal bajada de usos en el sistema de bicicletas públicas registrado a lo largo del pasado año tuvo lugar entre los meses de junio y diciembre, con motivo del vandalismo generalizado que afectó directamente a muchas de las baterías que permiten el movimiento eléctrico de los vehículos. Además de haberse producido robos, que hasta el año anterior no se habían registrado, el hecho de que algunas bicicletas hayan terminado arrojadas al agua ha hecho que algunas baterías, además, hayan quedado inutilizables.

Al concurso público convocado por Dbus, que se encargará en adelante de gestionar las bicicletas dentro del sistema de transporte público, se han presentado cuatro empresas, que tienen hasta el 31 de enero para aportar detalles y concreciones a sus primeras ofertas. En la actualidad, según explica la concejala de Movilidad, Pilar Arana, se están analizado todas las propuestas para ver cuál es la más conveniente. Novedades contra el vandalismo y para mejorar los sistemas de anclaje son algunas de las cuestiones que serán tenidas en cuenta a la hora de elegir la compañía ganadora.

TODAS NUEVAS De cualquier modo, la empresa que resulte finalmente seleccionada aportará una flota totalmente nueva de bicicletas, tanto convencionales (hasta ahora inexistentes) como eléctricas. Se espera que en un primer momento se instalen 34 estaciones para bicis convencionales y otras tantas para las eléctricas. En los cuatro primeros meses del nuevo servicio la empresa adjudicataria tendrá que poner en marcha las primeras 32 estaciones para bicicletas sin motor en las inmediaciones de las existentes en la actualidad (Centro, Amara, Ibaeta, Gros, Egia, El Antiguo, Aiete, Loiola, Intxaurrondo y Ategorrieta). Además, también deberá habilitar otras 367 bicicletas eléctricas.

Durante los primeros meses de funcionamiento del nuevo sistema, este convivirá con el que ofrece la empresa actual, Bonopark, con el fin de que no haya suspensiones de servicio. Para ello, este mismo mes de enero Bonopark recibirá las nuevas baterías, lo que permitirá que el parque de bicicletas disponible sea de 95-100 y pueda seguir ofreciendo el servicio hasta el cambio de manos. Una vez transcurrido el periodo de transición, Bonopark retirará sus estaciones actuales, que serán sustituidas por doce nuevas con 120 bicicletas a motor.

Esta empresa, que empezó a trabajar en Donostia en 2012, creando el primer sistema del Estado exclusivamente eléctrico para este tipo de transporte público, ha decidido no presentarse al concurso público convocado por Dbus, por lo que su intención actual es reparar sus vehículos para cumplir con el servicio a lo largo del primer semestre del año, hasta que la nueva empresa pueda seguir en solitario.

Bicis abandonadas. A lo largo del pasado año se abandonaron en las calles 1.975 bicicletas de Dbizi, que hubo que recuperar y reparar. La cifra, aunque elevada, es inferior a la de 2018, cuando se dejaron tiradas 2.459.

Desaparecidas. Además, nueve vehículos desaparecieron el pasado año, algo menos que en 2018, cuando fueron 21 las bicicletas que no se llegaron a recuperar.

Irrecuperables. A lo largo del pasado año, 19 bicicletas de Dbizi se encontraron pero no se pudieron volver a poner en funcionamiento a causa de su mal estado. El año anterior habían sido siete.

Bicicletas eléctricas y convencionales. A diferencia del sistema que funciona en Donostia desde 2012, los vehículos de Dbizi serán desde este año tanto con motor como sin él.

Interesadas. Cuatro empresas con experiencia en el campo de la bicicleta pública se han presentado al concurso convocado por Dbus, que analizará las ofertas hasta el 31 de enero.

Más barrios. El pliego de condiciones prevé que las actuales 115 bicicletas de Bonopark repartidas en 16 estaciones desaparezcan para dar paso a 120 en doce puntos. Además habrá otras 32 estaciones más sencillas para 267 bicicletas sin motor en una primera fase. Mas adelante, se añadirá 120 vehículos eléctricos y 17 mecánicos en otras 24 estaciones en barrios como Altza, Bidebieta y Martutene.

203.000

El sistema de bicis eléctricas de Donostia registró el pasado año más de 203.000 usos, una cifra que supone casi un 25% menos que el año anterior. Los numerosos problemas de vandalismo que aquejan a estos vehículos, e implican una mala oferta de bicicletas en las estaciones existentes, es uno de los problemas más importantes del sistema.

Ocasionales. Del total anterior, los usos tradicionales fueron 1.541 mientras que el resto correspondieron a los abonados.