l barrio arrasatearra de Altamira ha puesto rumbo hacia su reurbanización. Sobre dos alternativas presentadas por el Consistorio está pivotando la primera fase del debate con la ciudadanía que marcará las claves de esta actuación urbanística dirigida a mejorar la accesibilidad en el trayecto que bordea las viviendas de la calle José Luis Iñarra, desde el paso de cebra que da acceso a Gernika pasealekua hasta atravesar el antiguo colegio La Merced, además de la calle Altamirazpi.

“Se trata de dar forma a un proyecto lo más consensuado posible”, señala el edil de Urbanismo, Ibon Arrupe. A los vecinos y vecinas se les ha pasado un cuestionario para que valoren las dos opciones esbozadas por el Ayuntamiento, hagan sus sugerencias y se posicionen sobre la idoneidad o no de implantar la OTA en el barrio. El proceso participativo arrancó el 14 de abril y este mes, el día 13, se llevará a cabo una reunión en Kulturate (18.30) para abordar los resultados del formulario y “acordar con la vecindad un proyecto concreto que se podrá ejecutar este mismo año”.

“Que hayamos presentado estas dos alternativas no quiere decir que vayan a cometerse tal y como están planteadas”, recalca Arrupe. El primero de los objetivos es ganar más espacios para el peatón y, a partir de ahí, las soluciones urbanísticas deberán decantarse por un mayor número de aparcamientos hipotecando la circulación rodada, o viceversa.

Así, la primera de las propuestas dota al barrio de 124 plazas de estacionamiento, frente a las 108 existentes. La reorganización de los aparcamientos lleva a crear 28 plazas nuevas en línea frente al antiguo colegio La Merced. Con esta solución José Luis Iñarra se convierte en una calle de una sola dirección a partir del bloque 17, es decir, se mantienen los dos sentidos de circulación desde Otalora hasta la curva que en la parte alta del barrio permite continuar hasta la calle Obenerreka. Desde esta última, sin embargo, no habría opción de dirigirse hacia Altamira. En este mismo tramo, entre los números 22 y 32, se adecua una plataforma única, estableciendo el límite de velocidad en 20 km/h y disponiendo los estacionamientos en batería contra el muro de la ladera. En la segunda propuesta, por su parte, la calle José Luis Iñarra conserva el doble sentido en todo su trazado, pero se pierden 16 plazas de aparcamiento (se reducen a 92). Para conseguir aceras más amplias y redistribuir los estacionamientos en algunos tramos la carretera tendrá un único carril con los correspondientes cedas el paso.

En ambas alternativas, la calle Altamirazpi adopta un diseño urbanístico compartido para peatones y vehículos que no rebasarán los 20 km/h. La cifra de aparcamientos actuales (49) no sufre cambios. En definitiva, dos posibles opciones que sirven para hincarle el diente al proyecto que hará Altamira más accesible.