- Con el objetivo de brindar un trato igualitario a las personas migrantes para poner freno “a las ofensivas contra la cohesión social, y a la discriminación y xenofobia alimentadas por prejuicios y estereotipos”, el Consistorio de Arrasate ha diseñado un plan municipal de convivencia y diversidad que recoge diferentes ámbitos de intervención en base a 22 acciones.

Junto con el Ayuntamiento han tomado parte en la elaboración del citado plan los centros escolares del municipio, representantes de Lanbide, Cruz Roja, Cáritas, Ekin Emakumeak taldea, la ONG Activos por un Mundo Solidario y SOS Racismo. El resultado de este trabajo conjunto ha sido la definición de una hoja de ruta para el periodo 2020-2023, que ayer fue presentada por la concejala de Servicios Sociales, Maitane Muñoz, y Julia Shershneva, directora de Ikuspegi (Observatorio Vasco de Inmigración), y profesora adjunta de la UPV/EHU.

Actualmente las personas de nacionalidad extranjera alcanzan el 7,9% del total de la población. Este es el dato más actualizado de la radiografía de la inmigración en Arrasate, que reafirma la tendencia al alza que ya se denota en el diagnóstico realizado en 2018. Entonces el porcentaje se situaba en 6,8%; 1.488 personas frente a 101 en 1998, y 720 en 2008. Este crecimiento en la última década ha sido del 51,6%, por encima del 30,6% que ha experimentado Gipuzkoa (la población extranjera se sitúa en un 7,1%) y del 22,5% de la CAV.

Respecto al origen, las personas de América central y del sur son las más numerosas (46,6%) -principalmente Colombia y Honduras-, seguidas de los magrebíes (17,8%) y los asiáticos (16,3%); básicamente marroquíes, los primeros, y paquistaníes, los segundos. Además, el 51,7% son mujeres y el 48,3% hombres; en un 28,6% de entre 30 a 39 años. De 20 a 29 años representan al 19,9% de las personas de origen foráneo; de 40 a 49 años al 18,3%, y de 10 a 19 años, al 10,2%. Esta fotografía también se detiene en los barrios, siendo la zona centro la de mayor porcentaje de población migrante (44%). Le siguen Uribarri con un 21%, San Andrés (19%), Santa Marina (10%) y Musakola (6%).

La realidad del municipio, que hace dos años dibujó este diagnóstico, fue el punto de partida de la definición del Plan de Convivencia y Diversidad, que marca las pautas para la acción política y social en el ámbito de la inmigración. La veintena de actuaciones identificadas, que tienen como meta la igualdad de trato y de oportunidades, se dividen en tres apartados en función del tipo de discriminación: “institucional, estructural e interpersonal”, según detalló Shershneva.

Una batería de acciones dirigida a implicar a la sociedad, desde el consistorio hasta la comunidad educativa, el tejido social (asociaciones) y la ciudadanía en general, “trabajando e impulsando la reflexión, la sensibilización y la actitud positiva”.