estigo de la convulsa primera mitad del pasado siglo XX, el reloj que el maestro de Albiztur Ignacio Zubillaga construyó en 1910 para la torre de la parroquia de Eibar por encargo del Consistorio armero dejó de cumplir con su función cuando el propio Ayuntamiento decidió "en los albores del siglo XX" sustituirlo por otro más moderno.

A pesar de estar en desuso y de haber sido retirado del emplazamiento elegido para su ubicación, el viejo reloj permaneció a buen recaudo en un lugar "especial" de la iglesia hasta 2019, cuando se procedió a su retirada. Aun así, la comisión para la recuperación del patrimonio de Eibar, Ego Ibarra, ha aprovechado la conmemoración del 675º aniversario de la fundación de la villa para restaurar el reloj de Zubillaga; toda una joya "de hierro fundido y con los tambores de latón" que fue concebida para que diese las horas "en punto y cada cuarto de hora, con repetición a las horas".

El Consistorio adjudicó el proyecto para la recuperación del viejo reloj a la empresa Relojería Industrial Nervión, que ha dejado la maquinaria "igual que cuando la fabricó el relojero"; y, aunque no se ponga en funcionamiento, "lista para funcionar".

Aunque aún no se sabe cuál será el emplazamiento definitivo del reloj, quienes lo deseen tienen desde hoy la posibilidad de contemplar la creación del maestro de Albiztur, que se ha expuesto "de manera provisional" en el patio interior de la casa consistorial "para que las nuevas generaciones tengan conocimiento" de una máquina cuyos toques y retoques "marcaron la vida de la ciudadanía" durante periodos claves en la historia de Eibar como la II República o la Guerra.

Pintado de azul, "su color de origen", el reloj puede verse sobre una mesa-soporte especial diseñada por el herrero eibarrés Juan Manuel Martínez.