osé Antonio Urteaga es una de las caras más visibles de la solidaridad en Oñati. Cooperación y compromiso van de la mano en el espíritu de este entusiasta oñatiarra que desde hace dos décadas vive volcado en actividades de voluntariado; tendiendo una mano a aquellas personas que más lo necesitan. 20 años repletos de "muchas satisfacciones", pero, al mismo tiempo, de gran dedicación. Pide un relevo. "Necesito un descanso; es hora de descargar mi agenda de forma importante. La salud y las responsabilidades familiares también están ahí", cuenta Urteaga.

El coordinador del ropero solidario que desde 2017 tiene su sede en el número 52 de Kale Zaharra, en dos locales contiguos, ha capitaneado numerosos proyectos bajo el paraguas de la ONG Hermansoloña, desde donde han respondido a la llamada de ayuda de Argentina y diversificado su acción al Sáhara, Haití, Nepal, República Dominicana, Argelia€, y, por supuesto, a realidades más cercanas de la mano de Cáritas, Hotz y el centro de acogida de refugiados que CEAR gestiona en Larraña.

Las tareas organizativas del ropero cuentan con un equipo "fijo" de colaboradores y colaboradoras. "Hace falta un coordinador", insiste Urteaga sobre el papel que el mismo desempeña y que no duda en calificarlo de "trabajo hermoso". Su retiro también lo hace extensivo a su mujer, Socorro, que lleva muchos años en primera fila ocupándose del cribado inicial en la clasificación del material que se entrega en el local de Kale Zaharra.

"Para ser coordinador o coordinadora no hace falta demasiado, salvo voluntad, dedicación, grandes dosis de paciencia y buen humor", asegura Urteaga. No es la primera vez que pide que recojan su testigo. Ahora, sin embargo, su jubilación tiene fecha: julio de 2021, cuando se cumplirán dos décadas del arranque del proyecto cooperativo en Argentina, primero en la ciudad hermana de José C.Paz, y después en la zona de Jujuy. "Yo colaboraré durante el tiempo que haga falta para arropar a la persona o personas que asuman la labor de coordinación", explica antes de recalcar que el proyecto al que le ponen tanta ilusión "sigue siendo muy necesario". "Si para la fecha marcada no aparece nadie, habría que cerrar el local y administrar el material que tengamos en ese momento", expone este oñatiarra, que transmite pasión por lo que hace.

En su trayectoria, Hermansoloña se ha alojado en diferentes espacios. El actual, desde hace tres años, se encuentra en Kale Zaharra hasta donde llegan un gran y variado repertorio de artículos -ropa, calzado, menaje de cocina, juguetes, libros€-, en general de "muy buena calidad", destaca Urteaga para, a continuación, enumerar qué necesitan en estos momentos: "Nos hacen falta maletas grandes de ruedas, bicicletas de adulto, ropa interior, pantalones para jóvenes, zapatillas deportivas de los números 41 al 43, cazuelas, cubiertos, sartenes, planchas y máquinas de coser".

Reciben con los brazos abiertos todas las aportaciones. Un chaparrón de generosidad por parte de los oñatiarras, vecinos de localidades cercanas e instituciones. Además, a través de los socios y actividades que organizan durante el año recaudan "entre 30.000 y 40.000 euros" que destinan básicamente a los programas de Argentina y Sáhara.

El ropero abre sus puertas de lunes a viernes de 11.00 a 12.00, y de 18.00 a 19.00 horas. Al abrigo de la solidaridad. "Cerrar el local por falta de coordinador tendría consecuencias graves para los proyectos en los que trabajamos. Me daría mucha pena con todo lo que se ha hecho hasta ahora", sentencia este incansable voluntario, a la espera de que su llamamiento sea correspondido.