El mediodía del domingo se desvelará por fin el misterio que ha intrigado a los vecinos de Azkoitia que han pasado por la avenida Julio Urkixo estos últimos días.

En ese momento se descubrirá la escultura de Antonio Oteiza, dando la oportunidad de ver su aspecto final a los que asistan al acto que ha organizado el Ayuntamiento de Azkoitia, tras haber permanecido oculto bajo capas de plástico negro desde su colocación en su emplazamiento definitivo el pasado martes.

Homenaje y reencuentro

El acto está cargado de un doble simbolismo ya que, por un lado, sirve de homenaje póstumo a un artista ligado a Azkoitia por vínculos familiares.

Por el otro, supone el reencuentro con su hermano, Jorge Oteiza, ya que ambos contarán con sendas esculturas en las calles de la localidad a partir del domingo.

La escultura de Antonio Oteiza se ubicará a poco más de 200 metros de ‘Batarrabi’, una obra de su hermano, Jorge, que preside la plaza Balda desde 1999.

Gesto de bienvenida

La cobertura de plástico que oculta la obra ha dado pie a todo tipo de especulaciones sobre su aspecto.

Lo que ya se sabe es que se denominará ‘Ongi Etorri’, como gesto de bienvenida a todos los que llegan a la localidad a lo largo de la avenida Julio Urkixo, “incluidos los de Azpeitia”, señaló con humor un vecino que observaba la colocación de la escultura al enterarse del nombre y el objeto de la figura.

Vista de 'Batarrabi', la obra de Jorge Oteiza que preside la plaza Balda desde 1999. Aitor

Fraile, misionero y artista

Antonio Oteiza nació en San Sebastián en 1926 y falleció el pasado mes de agosto a los 99 años de edad.

Fraile capuchino y misionero, llegó al mundo del arte tras convivir con pueblos indígenas de América.

El contacto con su artesanía marcó el inicio de una trayectoria vital en la que el arte jugó un papel muy destacado.

Tras regresar a España en 1961, dio riendo suelta a un arte caracterizado por lo espiritual y lo religioso, a partir de un estilo muy personal que combinaba formas orgánicas y planos geométricos.

Vínculos con Azkoitia

Antonio Oteiza estuvo ligado familiar y afectivamente a Azkoitia.

Su abuelo paterno nació en el caserío Kalparsoro y se casó al caserío Olabazeta, donde nació el padre de Antonio, un hecho que estuvo siempre muy presente en la familia Oteiza. 

Azkoitia, por su parte, puso en valor esta relación y en 2008 le concedió la Insignia de Oro de la localidad. A ello se suma otro hecho señalado, como es el de la constitución de la Fundación Antonio Oteiza, un espacio radicado en el palacio Intsausti que guarda algunas de sus obras.

El homenaje a Antonio Oteiza tendrá lugar este domingo.

Homenaje póstumo

El programa comenzará con una misa en la parroquia de Santa María la Real a las 11.00, y continuará a las 12.30 horas con la presentación de la escultura en un encuentro que contará con la participación de Sahatsa Dantza Taldea y Txalkor Txistulari Taldea.

Tras la inauguración, los asistentes podrán visitar la exposición con las obras de Antonio Oteiza que se conserva en el palacio de Intsausti.

Proceso de fabricación

El origen de la obra que se va a presentar mañana está vinculado a la empresa Alfa Arte, un referente en los procesos de fabricación de este tipo de esculturas en bronce.

Su materialización tiene como punto de partida unos apuntes iniciales del artista que sirvieron de base para el desarrollo de la escultura, como señala Andoni Trecet desde Alfa Arte.

“Hay multitud de formas de arrancar los proyectos: dibujos a mano alzada, dibujos 3D, maquetas… En este caso, el Ayuntamiento de Azkoitia nos facilitó una pequeña escultura en bronce de 25 a 30 centímetros de alto hecha por Antonio Oteiza. A partir de ahí, se nos pidió que recreáramos la figura creando una escultura en bronce de dos metros de alto”. 

Según explicó Trecet, la empresa acostumbra a trabajar junto al autor para ajustar los matices de cada obra, algo que, por desgracia, no ha sido posible en esta ocasión.

“Nunca llegamos a conocer a Antonio. Colaboramos muchas veces con su hermano Jorge, pero en este caso no pudo ser. Justo cuando teníamos previsto empezar el proceso, falleció”. 

Fundición a cera perdida

La técnica que han utilizado para dar forma a la obra responde al nombre de fundición a cera perdida. Se trata de un sistema de trabajo que se ha ido actualizando con la incorporación de las nuevas tecnologías, como el uso de los escáneres y la impresión 3D pero que, en esencia, se mantiene fiel a una fórmula con siglos de antigüedad. 

Para crear la escultura ‘Ongi Etorri’ se escaneó la pequeña escultura de bronce y se generó un modelo digital a tamaño real, que posteriormente se imprimió en plástico mediante impresión 3D.

Una vez retocado manualmente el resultado, la reproducción sirvió de base para crear un molde de silicona que se cubrió con una capa de cera de unos cinco milímetros de espesor.

Tras dividir la figura resultante en secciones, las piezas se recubrieron de material cerámico hasta formar una estructura similar a una cáscara rígida capaz de soportar el metal fundido que se iba a verter en su interior para ocupar el lugar de la cera. 

Color verde romano

Las diferentes partes se afinaron y se soldaron hasta obtener la forma definitiva de la escultura.

Finalmente, se le aplicó una pátina de color, en este caso un verde romano, que respeta la elección cromática del artista, lo que ofrece otra pista del aspecto de la obra que se va a descubrir el domingo.