El pasado 21 de julio se cumplieron 350 años desde que la Comunidad del Monasterio de las Monjas Brígidas del Santísimo Salvador fundaron su convento en Lasarte-Oria. Para conmemorar el aniversario, la víspera se llevó a cabo una misa que estuvo amenizada por el coro Semblante Rociero.
No obstante, los principales actos de esta importante efeméride se celebrarán el 20 de septiembre. Se ha organizado una Misa de Acción de Gracias, con la presencia del obispo de la Diócesis de San Sebastián. Este solemne acto, se completará en los días previos con una conferencia y un concierto.
Escenario de la independencia
Este 350º aniversario no sólo es importante para comunidad de las Brígidas, sino que lo es para el pueblo de Lasarte-Oria en su conjunto. A pesar de que este edificio declarado Bien de Interés Cultural alberga a una congregación de monjas de clausura que se dedican a la vida contemplativa siempre ha estado muy vinculado al municipio. De hecho, el convento se convirtió en el escenario de la declaración de la municipalidad de Lasarte-Oria en 1986.
Asimismo, antes de que Lasarte-Oria se convirtiera en municipio eran las propias monjas las que llevaban a cabo servicios sociales para ayudar a los más desamparados. Incluso en los inicios de la enseñanza en euskera, en el germen de lo que sería la ikastola, estuvieron implicadas las Brígidas. Además, durante la guerra civil acogieron al gran historiador Manuel Lekuona.
Asimismo, una venta de los terrenos de las antiguas huertas del convento al Ayuntamiento hizo posible la creación de Askatasunaren Parkea; una zona verde en pleno centro de la localidad muy popular entre las familias con niños pequeños.
Además, la iglesia del convento acoge otras celebraciones populares y festivas, como es la recepción y el encuentro con los Reyes Magos cada 5 de enero.
Por todo ello, la congregación de las Brígidas recibió en 2010 el homenaje de las fiestas de San Pedro en agradecimiento a su trabajo realizado en Lasarte-Oria.
Entonces eran once monjas, una de ellas de Usurbil; hoy en día son tan solo nueve, cinco de ellas de Mexico y cuatro de Kenia.
Historia
El impulsor del convento fue el almirante de la Armada Miguel de Oquendo. Relatan los libros que en 1663, la escuadra de Cantabria que dirigía el marino vasco sufrió un naufragio frente a la costa de Cádiz, el mismo día de Santa Brígida. A pesar de la tempestad, Oquendo y otros 500 hombres lograron salvarse. Oquendo atribuyó el milagro a la Virgen, cuya imagen llevaba a bordo.
Esta imagen de Nuestra Señora del Consuelo, la heredó Miguel de su tía María de Oquendo, y ella, la recibió de su dueño original, un hombre de Santander que residía en Brasil, y que en 1638, fue asaltado por las tropas holandesas en su casa, donde un soldado le cortó las manos, muriendo al momento, y tiró la imagen de la santa.
Estos hechos están representados en sendos lienzos murales de Pablo Uranga colocados en los laterales de la capilla del convento de 1904.
Por haberle salvado la vida, y en agradecimiento a tanto favor, Miguel de Oquendo y Molina y su esposa Teresa de San Millán construyeron un convento para la comunidad de religiosas Brígidas y para albergar la imagen de Nuestra Señora del Consuelo de alabastro policromado. El 7 de enero de 1671 consiguieron la escritura fundacional del convento en San Sebastián y se inauguró el 21 de julio de 1675 con un gran festejo.
Asimismo, las hijas de Oquendo estaban en un convento de la misma orden pero en Vitoria. La abadesa de ese mismo convento llevaría la dirección del recién creado en Lasarte y las hijas se mudarían al mismo.
Edificio emblemático
El convento de las Brígidas queda constituido por la capilla, que dispone de una sola nave y queda precedida por un pequeño pórtico, y dos cuerpos en línea recta. En estos cuerpos de planta baja y una altura, se instalaron las celdas y los servicios. En el otro extremo se sitúa otro cuerpo similar, de fecha posterior, lo que le confiere al convento una planta en U, entre cuyos brazos se dispone un jardín arbolado. Detrás de la capilla y de los cuerpos de servicios se encuentran las huertas, cerradas por muros de piedra.