La sala Oxford de la Alóndiga de Zumaia acoge desde el 10 de julio, hasta este domingo, la exposición Bertikalean, impulsada por la artista zumaiarra Luisa Aldaburu, actualmente residente en Lekunberri. Se trata de una muestra de arte colectivo que invita a reflexionar sobre el lugar del artista, la gravedad que lo sostiene y la conexión con uno mismo y la naturaleza. La muestra incluye también obras de Cristina Cerdán, Félix Lizarraga, Delirio, Nery Prádenas, Julián Lizarraga, Silvia Etxandi Erzila, Josu Bayo Ochoa, Belén Arévalo, Iñaki Villanueva, Paul Montague y Uxue Lasa.  

Aldaburu explica a este periódico cómo surgió la idea: “Trata sobre los artistas en la vertical, en el paredón o en la plaza pública. Quiere transmitir la idea de que los artistas somos juzgados de alguna manera cuando exponemos nuestros trabajos. También tiene que ver con el papel importante que tiene la gravedad (con el sostenerse) de las esculturas. Desafían las leyes físicas de alguna manera”.

Entender y sentir cada pieza

La exposición se plantea como un viaje. “A través de una escoba vas a realizar un viaje de experiencia artística, pieza a pieza. Es dejarse llevar en un vuelo y hacer un recorrido para entender y sentir cada pieza de la exposición diversa y colectiva. Cada artista ha traído una pieza relacionada con el tema”. 

La vida no se entiende sin la muerte y viceversa, pieza que se puede ver en la exposición 'Bertikalean'. Pedro Amundarain

Además, la artista reivindica la importancia del arte en nuestra vida cotidiana. “Es algo esencial. Hay que protegerlo y potenciarlo, tanto al creador como al espectador. El arte es fundamental para tener una vida digna, porque es donde uno se expresa libremente y sin las presiones constantes del reloj. Tenemos que tener el poder de no embobarnos con la pantalla que tenemos en la mano todo el rato. El tiempo es la vida. Hay muchas distracciones hoy en día que nos absorben sin que nos demos cuenta”.

Estar conectados con uno mismo

Aldaburu reivindica también la necesidad de estar conectados con uno mismo. Hay que “ahondar en tu mente, en tus pensamientos, en tus sueños... Es una experiencia íntima que debería de estar unida al entorno natural. Cuando voy por el monte conmigo misma, siento el aire, los pájaros, cada pisada... Esa conexión es fundamental porque no hay cosa más agradable para el organismo que ese contacto con la naturaleza. Es el que hace que se active tu cuerpo y genere una química de la felicidad real. Las plataformas digitales te recompensan constantemente sin esforzarte y eso genera adicción”.

Volviendo a la exposición, “va sobre la vida y la muerte, sobre la intimidad de la creación. En este espacio he querido aludir a los estados en los que uno sueña, vuela y se deja llevar. El arte tiene mucho que ver con lo que no es tan empírico y funcional, pero que a su vez es muy importante. Por eso aludo a la noche. Hay piezas que hacen referencia a los ancestros”.

La vida se sustenta en la muerte de otros que han vivido

Aldaburu añade una reflexión que atraviesa todo el sentido de la muestra: “Para que la vida se pueda mantener en sí misma, se sustenta en la muerte de otros que han vivido, ya que no comemos piedras, tierra o montañas”. Al final, el equilibrio de la vida es la muerte. También hay una pieza llamada Gorputzak, donde se representa a una persona muerta, pero consciente, en estado de perplejidad. Sobre él aparece una forma dorada que simboliza el alma, la energía, la conciencia divina o eso que lo propicia y lo sostiene todo. Dios o como lo quieras llamar”. 

Los ojos que todo lo observan, en la exposición 'Bertikalean' de Zumaia Pedro Amundarain

El mural

El mural que corona la experiencia de Bertikalean se encuentra fuera de la sala Oxford, frente a la sociedad Pulpo. Titulado Ahizpatasun (Sororidad), esta obra representa un vínculo de apoyo, rescate y protección entre mujeres. Aldaburu explica que refleja la “importancia que se le ha dado a las mujeres y cómo se ayudaban entre sí, cosas íntimas que sólo entienden quienes las viven”. La obra, de estilo fauvista, fue creada de forma colectiva con Cristina Cerdán Los Arcos, Inma Senosiain, Nery Prádenas y Uxue Lasa.

Mural 'Sororidad' de Luisa Aldaburu. Pedro Amundarain

Para Aldaburu, pintar el mural fue una experiencia especial, porque el público se acercaba a conocer la obra y romper el estereotipo del artista solitario. Ella defiende que el arte plástico y escultórico, que suele ser el más individual, “debe democratizarse y salir a la calle, donde estos espacios son cada vez más escasos”. Bertikalean es así un llamado a crear en comunidad, en diálogo interno y con el entorno.