Javier Lucas (Zarautz, 1960) cuelga la cámara tras más de 40 años detrás del objetivo. Desde que su hermano le regaló su primera cámara a los 14 años, la fotografía ha sido su vida. Fundador del estudio Irudi y después Javier Lucas, ha retratado generaciones enteras. Ahora, con la jubilación, cierra una etapa, pero su legado permanecerá en miles de hogares.

¿Cuándo consiguió su primera cámara de fotografía?  

Con 14 años. Tengo un hermano mayor que me saca ocho años de diferencia e hizo la mili en Ceuta. De allí me trajo una Yashica MG-1. Ésa fue mi primera cámara y aún la tengo guardada.

¿Ya sabían que le gustaba la fotografía? 

Sí, me gustaba mucho y yo siempre quería una cámara, pero no teníamos el poder adquisitivo. Eran un artículo de lujo y mis padres no me la podían comprar.

¿Por qué le gustaba siendo tan joven? 

Yo era muy observador. Me gustaba plasmar eso, pero con la mente no lo podía hacer y necesitaba una cámara. Siempre decía que me la iba a comprar, pero con 14-15 años no trabajaba y no tenía dinero. Mi hermano ya trabajaba y, como sabía que me gustaba, me la compró.

"Me acuerdo que mis padres se iban a acostar y yo aún seguía en el laboratorio. Ahí empecé a hacer cosas artísticas, si se le puede llamar así"

Javier Lucas - Fotógrafo

¿Cómo aprendió a usarla? 

Haciendo mal las cosas. Prueba y error. A mí me gustaba mucho el blanco y negro y me fui apoderando de un txoko que había en casa para los butanos y algunas cosas más. Ahí monté un laboratorio pequeño en blanco y negro. Me las revelaba yo en blanco y negro, el color era muy caro. Fue mi pasión. El olor ese a químico, a ácido nítrico me gustaba mucho. Además me lo pasaba muy bien. Me acuerdo que mis padres se iban a acostar y yo aún seguía en el laboratorio. Ahí empecé a hacer cosas artísticas, si se le puede llamar así (ríe). Me gustaba hacer cosas distintas. 

Poco a poco. 

Sí. Con la edad vas avanzando. Me hice socio de la asociación fotográfica de Zarautz y vas haciendo contactos y te van enseñando. Vas cogiendo lo que te gusta del estilo de ellos y los personalizas a tu manera. Ahí empecé a enamorarme de mi afición. 

¿Cuándo se convierte esa afición en trabajo? 

Yo estudié ciencias de la información. Me gustaba mucho tratar a la gente, era muy abierto. Era muy curioso. Allí, a parte de las asignaturas de periodismo, también se estudiaba imagen, publicidad... Eso me ayudó para crear mi estilo y coger unos conceptos básicos de encuadre, iluminación, equilibrios de masa de color...En esa época hacía muchas exposiciones y poco a poco empecé a revelar fotos a fotógrafos. Después entré a trabajar en medios de comunicación y ahí escribía y también sacaba fotos. Al año y poco dejé ese trabajo. Luego, en 1984, empecé a trabajar la en la revista Cambio 16 como fotógrafo. También trabajaba de socorrista en julio y agosto. Con esos trabajos tuve la oportunidad de comprar una Pentax y material de fotografía. 

¿Cuándo abre su propio estudio? 

Un año más tarde, en el 85. Yo era freelance en Cambio 16 y no tenía mucha estabilidad. Todo el dinero que ganaba lo invertía, por lo que no tenía mucho. A veces iba con un compañero, Julen Colmenero, a los sitios y un día decidimos montar nuestro propio estudio, Irudi-Centro de la Imagen. Él tenía su propio trabajo, era delineante y ayudó mucho al negocio. Parte de su sueldo de delineante me lo daba a mí para no tocar nada del dinero que estaba entrando en el negocio. Gastamos mucho dinero al principio, era muy caro todo y era una apuesta. Nos fue muy bien, con el boca a boca cada día venía más gente. Incluso tuvimos que contratar a una persona porque yo no podía con todo. Se recuperó todo el dinero invertido y a los 13 años, por el 98, le compré su parte del negocio y el estudio pasó a tener mi nombre; Javier Lucas. Todo se hizo amigablemente y naturalmente. Él siguió con su trabajo y yo con el mío.  

Exterior del primer estudio de Javier Lucas; Irudi-Centro de la Imagen. Javier Lucas

¿Cómo ha sido la evolución de las sesiones con el tiempo? 

Empezamos a hacer trabajos industriales, con las máquinas de herramientas. Sacábamos fotos para los catálogos de las máquinas de las empresas. En el 92 hubo crisis en ese sector y yo cada vez tenía más gente de fotografía de estudio, de gente anónima. Venían a hacer fotos de familia al estudio y me aupé al carro de la BBC (Bodas, bautizos y comuniones), pero sin bautizos.

"En Euskal Jaiak he trabajado mucho. Creo que este año será la primera vez que el día de las Euskal Jaiak esté en la calle por la mañana"

Javier Lucas - Fotógrafo

Casi todos los zarauztarras tienen una foto de familia en las Euskal Jaiak. 

En Euskal Jaiak he trabajado mucho. Creo que este año será la primera vez que el día de las Euskal Jaiak esté en la calle por la mañana. Abríamos a las 10.00 y hasta las 14.00 no salía de aquí. Además, siempre cambiaba el 'atrezzo'. Tenía la suerte de que mis suegros eran de caserío y tenía el decorado perfecto y original (ríe).  

¿Qué se siente al saber que sus fotografías están en casi todas las casas de Zarautz?

He trabajado con mucha gente y no sólo de Zarautz. De muchos sitios. Antes no había mucho fotógrafo por la zona, había tiendas que vendían material fotográfico, pero no sacaban fotos. Para mí es una gozada pensar en eso. Cuando me muera y vean mi esquela dirán: “¡Ése nos sacó a nosotros las fotos!”. Las fotos físicas se van a quedar ahí para siempre, el archivo digital se puede perder.

¿Qué le ha dado la fotografía? 

Al principio me regaló la mejor afición del mundo y después me ha dado el trabajo de toda mi vida, de más de 40 años. Era impensable. Recuerdo que mi madre no entendía que yo gastara tanto dinero.

Ahora que se jubila, ¿qué pasará con el estudio? 

El estudio fotográfico no se va a cerrar. Hemos tenido la gran fortuna de hacer un traspaso de negocio. Lo cogerá un matrimonio de Usurbil. Tengo dos hijos, pero sabíamos de sobra que no se iban a dedicar a ello. Esa vena viene de dentro, yo no les podía inculcar la afición. Aun así, mi ilusión era que esto siguiera siendo un estudio fotográfico, pero sabía que era muy difícil.