La iglesia parroquial de Pasai San Pedro fue inaugurada en 1774, por lo que este año ha cumplido 250 años. De aspecto sobrio y robusto, este edificio de una sola planta siempre ha sido un lugar de reunión, de actividad cultural y testigo de los principales acontecimientos del pueblo en 25 décadas.
Por todo ello, Ondartxo Abesbatza, fiel a su compromiso de reconocer, cada año, la labor y el trabajo de una persona o entidad sanpedrotarra, decidió dedicar este año la 39ª Semana Músico Coral de San Pedro a la efeméride de la iglesia.
Historia
Tal y como recuerdan los miembros de Ondartxo Abesbatza, en el momento de otorgamiento de las cartas de privilegio, ninguna de las poblaciones ribereñas alcanzaban entidad suficiente para beneficiarse de alguna de ellas, por lo que el Passage de Aquende sería incluido dentro de la jurisdicción otorgada en su fuero a San Sebastián.
No obstante, con el fin de gobernar mejor el puerto de la bahía de Pasaia, Donostia mostró interés en poblar la orilla de San Pedro. Los primeros moradores de San Pedro eran de origen disperso a juzgar por sus apellidos. Además de los vascos procedentes de Navarra, Bizkaia e Iparralde había, también, migrantes de la costa cantábrica, así como otros de origen bretón, francés, galés e inglés.
Construir la iglesia
Una de las primeras decisiones de aquellos colonos fue la de construir la Iglesia de San Pedro del Passage, primitiva iglesia que surgió como filial de las iglesias de Santa María y San Vicente de San Sebastián. Esta iglesia se ubicaba en la zona en la que hoy en día se encuentra el cementerio.
Así, en fechas posteriores y “por la dificultad de hallarse la Parroquia de San Pedro en paraje incómodo y alto”, se acordó en 1723 trasladarla a la marina. Hubo numerosos proyectos para construirla, hecho que provocó que no se terminara de edificar hasta 1774.
Conciertos
“Llevamos 39 años utilizando nuestra iglesia como escenario de la Semana Músico Coral y siempre hemos encontrado sus puertas abiertas. Queremos aportar nuestro granito de arena con la celebración de un ciclo conciertos”, señalan desde la coral Ondartxo.
La última cita de dicho ciclo es el 30 de diciembre: “Podremos asistir a un concierto que tiene por título Canto a la dulce muerte, con el que pretendemos no olvidarnos de todos aquellos sanpedrotarras que ya no estan entre nosotros porque nadie muere definitivamente mientras su recuerdo permanezca en la memoria de alguien”, aseguran.
El recital estará interpretado por el tenor Luken Munguira, acompañado por Elena Martínez de Murguía, viola de gamba, y Sergio Bermúdez, tiorba. “La música escogida confronta dos maneras distintas de ver la vida, pero llegando a un mismo destino, la paz, el descanso; la muerte, la nueva vida”, apuntan.
Recuerdos
Tal y como recuerdan en esta iglesia, durante estos 250 años, se han sucedido hechos que han acompañado y perfilado la vida de este pueblo: “Desde el bautizo de muchos de nosotros, pasando por los matrimonios que han creado cantidad de familias de las cuales descendemos y terminando con la despedida última de nuestros seres queridos”.
“Esta iglesia forma parte de nuestro patrimonio que debe estar basado en el aprecio y consideración social del propio bien, independientemente de la función a la que se dedique. Cada vez más, existe cierta sensibilización por proteger el legado cultural e histórico de nuestros pueblos, ya que es ahí donde radica el verdadero valor y la verdadera señal de su personalidad”, aseguran.
Patrimonio cultural
De hecho, “este edificio es un legado de nuestros antepasados, cargado de valor simbólico dado el poder y la influencia que suponía y que colmaba los deseos y demandas de los sanpedrotarras, ya que fue para ellos icono inicial de su desanexión de San Sebastián, siendo sabido que la anterior iglesia estaba totalmente subordinada a la iglesia de la villa”.
Así, el patrimonio cultural e histórico de un pueblo construye su identidad y es nuestro deber recuperarlo y mantenerlo.