En pleno corazón de Beasain ha emergido un nuevo espacio que pretende marcar la diferencia. Lilabelly, fundado por Sara Lamart Brioso (Baiona, 1987), presenta un concepto especial y poco común en la zona: una tienda de regalos. Pero lo que realmente la distingue es la meticulosa selección de sus productos, todos ecológicos, fabricados en Europa y, en su mayoría, creados por mujeres emprendedoras como ella. Aunque el hecho de ser una tienda de regalos ya la destaca en la comarca, su compromiso con la sostenibilidad y el apoyo a las mujeres le otorgan un valor añadido, ya que no solo ofrece artículos, sino también una historia y un propósito detrás de cada uno.
Además, ingresar a Lilabelly es toda una experiencia sensorial que evoca la atmósfera de la ciudad de París de los años 20. Lamart rinde homenaje a su herencia francesa al crear un entorno cautivador que transporta a los clientes a esa época dorada. La música envolvente, el papel pintado floral y los muebles vintage de madera decoran el espacio. Asimismo, la atención personalizada y la taza de café que ofrece hacen de cada visita un momento especial.
Desde Baiona con amor
En Beasain, Sara Lamart aterrizó gracias al amor, y es que se enamoró de un hombre que reside en la localidad goierritarra. Aunque es originaria de Baiona, es hija de andaluces que decidieron construir su vida en esta localidad de Iparralde. De hecho, esta mezcla de orígenes se refleja en Lilabelly.
Sara, hasta hace poco, vivía a caballo entre Beasain y Baiona, ya que trabajaba en una empresa de su ciudad natal como responsable de recursos humanos. Sin embargo, tras muchas reflexiones y vueltas a la cabeza, decidió dejar su trabajo y establecerse definitivamente en Beasain. Este cambio no solo marcó un nuevo capítulo en su vida personal, sino que también le permitió dar vida a Lilabelly.
El lugar, las personas y el momento
La idea de abrir una tienda siempre había estado rondando la cabeza de Sara. Sin embargo, el concepto de una tienda de regalos nació el pasado San Valentín, cuando, buscando comprar un regalo especial para su pareja, no logró encontrar algo que realmente sintiera que tuviera un significado único. Durante la cena del Día de los Enamorados, compartió con su marido esa sensación y mencionó su deseo de tener una tienda dedicada a los regalos. Su pareja, sin dudarlo, la animó a hacer realidad su sueño.
Así, el 6 de septiembre de este año, hace apenas un mes, Lilabelly abrió sus puertas en el local que hasta hace poco fue la centenaria zapatería Aranburu. Lamart considera que no podría haber encontrado un lugar más adecuado, ya que el local está impregnado de una rica historia de mujeres emprendedoras que han contribuido a la comunidad. La zapatería, además, ha sido un negocio muy familiar, lo que resuena profundamente en los valores de Sara. “Me siento muy afortunada”, comenta, refiriéndose a cómo se han alineado el lugar, las personas y el momento perfectos para hacer realidad su proyecto.
De hecho, Sara Lamart ha querido preservar los muebles de la antigua zapatería y ha decorado las paredes y el escaparate con cuadros de la familia que gestionó el negocio durante tantos años.
Cestas personalizadas
Sara ofrece una amplia gama de productos; desde cosméticos y alimentos hasta accesorios, artículos para bebé y productos para el hogar. Hay opciones para todos los públicos y gustos, siempre con un enfoque eco-responsable y cuidadosamente seleccionados por la conexión personal que, según ella, ha sentido con cada uno. Aunque cualquiera puede adquirir estos productos sin necesidad de que sean para regalo, Lilabelly se especializa en la creación de cestas de regalo personalizadas. Adaptándose al presupuesto del cliente, Lamart confecciona cestas únicas que incluyen productos seleccionados según las preferencias e indicaciones del comprador. La taza de café que ofrece es el pretexto perfecto para entablar una conversación en la que el cliente pueda compartir detalles sobre la persona a la que va destinado el regalo, como sus gustos e intereses. De este modo, logra crear una cesta auténtica y verdaderamente especial, además de cumplir otro de sus objetivos: “Quiero conectar con la comunidad; me gusta conocer y hablar con la gente”.
En un futuro próximo, Sara Lamart desea que Lilabelly trascienda el concepto de tienda. Aspira a transformarla en un punto de encuentro por y para mujeres, un lugar donde se puedan compartir experiencias y emociones, así como aprender unas de otras a través de actividades como talleres y charlas impartidas también por mujeres.