El comercio local se ha visto inmerso en una marejada de cambios en las últimas décadas que está poniendo a prueba su capacidad de resiliencia para adaptarse a los cambios. Primero fue la proliferación de las grandes superficies, que abandonaron las grandes urbes para extender su red a poblaciones más pequeñas. Luego llegó la expansión de la venta por Internet, lo que posibilitó el acceso a productos situados en cualquier lugar del mundo con un simple clic en el ordenador sin necesidad de salir de casa. Ahora, el comercio local se enfrenta a un nuevo desafío, la falta de relevo. También en Elgoibar.

Las personas que se lanzaron a la aventura de abrir una tienda se ven abocadas al retiro una vez que les llega la edad de la jubilación. En el ánimo de muchos de esos comerciantes está dar continuidad al negocio, ya sea por parte de miembros de la familia que deciden tomar su testigo como por la de emprendedores que quieren iniciar su propio camino en el mundo del comercio. Por desgracia, cada vez es más difícil encontrar personas dispuestas a dar ese paso, lo que se traduce en locales comerciales vacíos en venta en pueblos y ciudades, y el cierre de establecimientos cargados de historia que se han visto obligados a echar la persiana de manera definitiva al no encontrar un relevo.

Garate Jantzidenda podía había sido uno de esos comercios obligados a poner fin a su andadura por falta de relevo, cerrando una historia que dio inicio hace 140 años y en la que han participado tres generaciones de la familia. Genaro Garate y Antonia Goiartzun fueron los iniciadores de esta saga con una primera tienda en la calle San Bartolomé. El comercio estaba ubicado en el local que años después acogió al bar Pol-Pol y que, en la actualidad, alberga un kebab, una muestra más de que los tiempos están cambiando. Años después compraron el local en el que hoy en día sigue la tienda y la vivienda situada en la parte superior. Lo cierto es que aquel local era mucho más que un comercio en el que se cosía y se hacían trajes. En la trastienda tenían una cocina en la que Genaro y Antonia hacían su vida en compañía de sus once hijos y una tía que vivía con ellos. En 1966 el matrimonio formado por Niceto Garate y Gloria Cagigas tomó las riendas del negocio. En los años que gestionaron la tienda dieron el paso de vender ropa de diferentes marcas y abrieron la puerta también a la venta de material deportivo, relegando a un segundo plano la labor de sastre que realizaban en la tienda.

Aintzane y Ruth, las hijas de Niceto y Gloria, cogieron el testigo de sus padres, afrontando la modernización del negocio y dando forma a un recorrido que ahora llega a su final. Sin embargo, este adiós no va a suponer el cierre de la tienda. Garate Jantzidenda continúa y lo va a hacer de la mano de Iratxe Etxarri, una mujer que quiere abrirse camino en el mundo del comercio dirigiendo su propio negocio.

La casualidad hizo que el camino de la familia Garate y el de Iratxe Etxarri se cruzara, uniendo sus destinos. Iratxe llevaba tiempo barajando la idea de montar un negocio de ropa tras muchos años trabajando en este sector y estaba buscando un local adecuado para poner en marcha su propio proyecto de ropa y complementos cuando se le planteó la posibilidad de hacerse con Garate. “Aintzane y Ruth se enteraron de que quería abrir una tienda y me plantearon la posibilidad de traspasarme el negocio. Me pareció interesante y llegamos a un acuerdo”, manifestó Iratxe en un alto de la fiesta de relevo que tuvo lugar en la propia tienda hace unos días. 

El traspaso se materializará a finales del presente mes de julio pero ya está trabajando en la preparación de la próxima temporada. “En principio no habrá grandes cambios. Voy a seguir con los proveedores que Garate tenía hasta la fecha y, en esencia, el producto va a ser el mismo, con prendas y complementos de primeras marcas”.

A su lado, Aintzane y Ruth vivían con una visible emoción la fiesta del relevo. Han sido infinidad de horas las que han pasado en la tienda, con muchos momentos muy buenos y otros más complicados, pero el balance no puede ser más positivo, sobre todo ahora que el proyecto que iniciaron sus abuelos hace 140 años continúa. ”Estamos muy contentas de ver que Iratxe va a dar continuidad al negocio. Sabíamos que en la familia no íbamos a tener relevo y estábamos preocupadas por el futuro de la tienda. La aparición de Iratxe ha sido una suerte para nosotras, ya que Garate Jantzidenda no se cierra. También ha sido una suerte para ella, ya que no iniciará su proyecto de cero, sino que lo hará con un negocio en marcha. El momento es complicado, pero es importante que el comercio local siga adelante, el pueblo lo necesita, y en ese objetivo es necesaria la implicación de todos”, indicó Ruth Garate.  

Después de años de trabajo en los que la tienda ha sido una parte directa de su vida tanto para ella como para su familia, a su hermana Aintzane también le ha llegado el momento de decir adiós. Comenzó a trabajar en la tienda con 16 años, “aunque entonces se decía que el trabajo era cosa de chicos, y lo nuestro era ayudar en casa, a pesar de que pasábamos infinidad de horas en la tienda y llevábamos el negocio“. Todos estos años le han hecho ser testigo de los cambios que está vivienda el comercio local y, al igual que Ruth, cree que su futuro es una responsabilidad compartida. ”Mantener el comercio local implica a comerciantes y clientes. El comerciante tiene que detectar las necesidades, saber lo que busca el cliente y ofrecerle lo que demanda, pero luego el pueblo tiene que responder y comprar en el comercio local”.