¿En qué año participó por primera vez en la Getaria-Zarautz?
Participé en la primera edición, que fue en el 1968. Tenía 28 años. Antes de eso, mi primera travesía fue con 14 años en el Urumea, aquí en Donostia. No existían ni gafas ni nada, sólo el traje de baño, pero muy corriente. Además el río estaba contaminadísimo; salías negro del agua, como los mineros.
Habrá pasado mucho tiempo en la infancia jugando en la calle, ¿no?
–Sí, todo el día estábamos en la calle, nos conocíamos casi todos. Jugábamos a las chivas, a las canicas, a fútbol, a pelota... Salíamos de casa y pasábamos mucho tiempo en la calle. Yo me he criado en la Parte Vieja de Donostia, en el frontón de la calle 31 de agosto.
¿Cuándo descubrió la natación?
Antes no había piscinas, ahora las hay por todos los lados. Yo nadaba en el río o en el mar. La primera piscina que se hizo en Donostia y en Gipuzkoa fue en La Concha, donde ahora están las termas. El día de la inauguración echaron mucho cloro y yo cada vez veía menos. Acabé con los ojos todo rojos y no veía nada. Había quedado con la que hoy en día es mi mujer, que estaba ahí fuera con sus hermanas. Tenía los ojos tan quemados que no la distinguía.
¿No ha sufrido ninguna lesión?
Llevo setenta años nadando y todavía no he tenido ninguna lesión seria. Alguna travesía que me ha dado un tirón o así y me he tenido que retirar. Muy pocos saben que antes, en las fiestas de San Fermín, una vez se echaba el txupinazo, el primer evento era una travesía en el río Arga de Iruñea. Una vez, con unas condiciones meteorológicas muy malas, sufrí calambres en las dos piernas a la vez y tuve que retirarme.
¿Cómo descubre la travesía Getaria-Zarautz?
Llegó a mis oídos, no me acuerdo cómo, que iba a haber una travesía desde Getaria hasta Zarautz. Da la casualidad que el día que se celebró la primera travesía nació mi segundo hijo. Recuerdo estar con mi mujer, ella estaba bien y hacia las 9.30 le dije que me iba a disputar una travesía a Zarautz. Hasta hace 15 o 20 años, la travesía finalizaba en el puerto de Zarautz y no en la playa. Además, en las primeras ediciones éramos veintipocos y ahora somos más de 3.000. Antes quedaba mejor clasificado que ahora, porque ahora participa mucha más gente (ríe), pero siempre quedo en mitad de la tabla.
Usted ya es el VIP de la travesía.
Un poco (ríe). A mí me suelen llamar de Zarautz Kirol Elkartea cada año diciéndome que me apuntan. Además me dicen que no tengo que pagar, me mantienen la cuota (ríe). Esta edición será la número 52, he disputado todas. En la 50ª me hicieron un homenaje; me dieron una txapela de reconocimiento. Fue muy bonito. He tenido mucha suerte por poder participar en todas las ediciones, el cuerpo me lo ha permitido y me lo sigue permitiendo.
¿Cómo recuerda la experiencia de la primera Getaria-Zarautz?
Fue muy bonita y estuvo muy bien. No recuerdo ni qué puesto quedé, de los primeros sí, porque éramos muy pocos (ríe). De Donostia, por ejemplo, éramos cuatro algún otro de fuera... entre todos participamos veintipico chalaos.
La natación es uno de los deportes más sanos.
Sí. Sin duda. Haces todo; brazo, pierna... Conozco a gente que tiene la afición o el vicio de correr y muchos están lesionados de la rodilla. Cuando corres la rodilla sufre porque todo el rato está en contacto y choca. En la natación eso no ocurre porque fluyes en el agua. Para mí, nadar es una maravilla. Además he conseguido llegar a mayor y levantarme sin dolores, eso es todo un logro. Nado todos los días, sólo descanso los domingos. Recomiendo a todo el mundo estar activo, moverse, pero sin excesos.
Cuando se retire la Getaria-Zarautz tendrá que llamarse la travesía Carlos Santana.
No, qué va (ríe). Ya me conocen mucho, como para hacer eso. Es verdad que habrá pocos o ninguno que hayan participado en 52 ediciones de la misma travesía. También habrá muy pocos que lleven 70 años nadando, soy consciente de ello, pero ¿poner mi nombre a la prueba? No, no.
¿Qué le dice su mujer?
Ya está acostumbrada. Lleva más de 70 años acostumbrada, me casé en el 64, con 24 años. Éramos unos niños y me ha visto desde entonces nadar, he hecho muchísimas travesías de todo tipo. Eso sí, me dice que no lleve trofeos a casa, que ya hay muchos y no entran más.
¿Alguna anécdota en la travesía Getaria-Zarautz?
No me acuerdo qué año fue, pero hace mucho. Hacía tan mal tiempo y la mar estaba tan mal que se suspendió. Yo ya estaba en Getaria con un amigo y la hicimos por nuestra cuenta. Fue una locura, ahora no lo haría, pero éramos jóvenes.