Es probable que una gran mayoría de la ciudadanía bidasoarra no haya oído nunca hablar del kenpo-kai. Sin embargo, en el gimnasio Kirola de Belaskoenea se encuentra el dojo (lugar de entrenamiento) del club irundarra Washiken, al que no sólo acuden semanalmente quienes practican este arte marcial, sino que además ha sido cuna de dos campeones del mundo: Alain Isasa y Ekhi Lekuona. Es el propio Isasa quien, junto a Eneko Lekuona, dirige la escuela.

¿Qué es exactamente el kenpo-kai?

Es un arte marcial tradicional japonés, la adaptación que los japoneses hicieron del kung-fu chino. El origen está en un aventurero de Japón que practicaba artes marciales y se casó con una mujer china que practicaba kung-fu. Cuando volvió a Japón fusionó lo que había aprendido con las artes marciales japonesas.

¿Cuáles son sus características principales?

Es un arte marcial muy amplio, en el que se trabajan muchas cosas, como la respiración, la etiqueta japonesa, es decir, el saber estar, la forma de comportarse, los saludos, el respeto hacia los demás y hacia uno mismo, la higiene, el trabajo de autocontrol…

Amplio y completo…

Sí, yo siempre digo que en el kenpo casi todos encontramos nuestro sitio y que viene bien para muchas cosas. La gente suele tener prejuicios respecto a las artes marciales; las ven como si fuesen algo violento, cuando en realidad no es así. Claro que hay contacto, y eso a veces nos sorprende, porque vivimos en una sociedad en la que parece que tocarse es raro. Pero el contacto es algo muy progresivo, por lo que la gente se acostumbra fácil. Y es una herramienta muy útil para el día a día, es una pasada.

¿En qué lo notas?

Por ejemplo, hemos tenido un alumno que era un buenazo y también un poco inseguro; necesitaba coger confianza en sí mismo y el kenpo-kai se la ha dado. Y en otros alumnos también lo veo. A quienes están estresados les ayuda a desfogarse; a la gente muy activa, a aprender a concentrarse; a las personas tímidas, a coger seguridad y adaptarse al trabajo en grupo, etc.

¿Se trabaja mucho en grupo?

Mucho. Lo que tienen las artes marciales es que aunque en su vertiente deportiva parezca que son algo individual, en realidad el trabajo en grupo es muy importante, porque el progreso de cada uno depende de que el que está enfrente le ayude. Por eso el respeto es tan importante. Por ejemplo, si yo voy a una competición y tengo la suerte de ganar, es gracias a que el otro ha estado delante de mí y me ha ayudado a progresar y a obtener el logro, así que siempre se agradece al contrincante el esfuerzo y el haber entrado contigo al tatami.

¿Cómo se practica el kenpo-kai?

Hay distintas modalidades: katas, katas con armas, combate deportivo, defensa personal y también aprendemos el sistema de masajes. En los antiguos dojos de Asia no había médicos, por lo que los maestros tenían que saber cómo solucionar las lesiones que pudieran producirse, incluso si se rompían algún hueso, para poder seguir avanzando. Por eso, a partir de ciertos cinturones en el kenpo-kai también nos instruyen en eso. Por suerte ya vivimos en una sociedad moderna, y después de clase sí podemos practicar los masajes, pero si te rompes un hueso, al hospital (ríe).

¿Cada atleta escoge qué modalidad practicar?

Sí, y como es tan amplio, da igual a qué edad empieces a practicarlo, porque siempre vas a encontrar algo que se adapte a ti. Además, los jóvenes tienen un abanico enorme para elegir. Y a la hora de competir también hay distintas modalidades: combate con protecciones, que es el semicontacto; combate por equipos, normalmente formados por un veterano y una chica y un chico jóvenes; y el combate de contacto, en los que la protección es mínima.

¿Cómo surgió el club Washiken?

Alain Isasa y Sergio Granado, que ya no está en el Club, entrenaban en Oiartzun, y hace unos ocho años decidieron montar un club en Irun. En mi caso, llegué aquí por un amigo que trabajaba con Sergio. Yo ya había practicado artes marciales y tenía ganas de retomar, así que me animé a probar. Además, tenía dos hijos pequeños y pensé que a ambos les podía venir bien practicarlo, por razones muy diferentes. Así arrancamos con un grupo de niños y ahora ya hemos tenido la primera hornada de chavales que son cinturones negros.

Hoy en día, ¿sigue habiendo un grupo de niños?

Sí. Con ellos trabajamos sobre todo el conocimiento del cuerpo, la coordinación, la motricidad… El objetivo es que vayan superando miedos, y por eso les ponemos retos pequeñitos, para que vean que son capaces de superarlos. La evolución es bastante rápida e importante. Ese es un trabajo de base, a partir de ahí nos centramos ya puramente en el arte marcial y trabajamos distintas modalidades.

De las que me ha hablado antes, ¿verdad?

Eso es. Por un lado, la kata, que es a manos vacías, con un adversario imaginario. Es una forma de depurar los movimientos y también se hace con armas. Por otro lado, las katas en pareja, en las que se empieza suave. Pero poco a poco los ataques son más reales, porque es la única forma de progresar. La otra vertiente es la defensa personal. Enseñamos un montón de técnicas para defenderse ante cualquier ataque, a partir de los 10 años. Aunque he de decir que lo primero que les enseñamos aquí es a evitar problemas y que estas técnicas son el último recurso que deben usar.

Cerca de aquí, ¿existen más clubs además de Washiken?

¡Muchos! En Angelu, Baiona, Biarritz, Urruña, Bera, Urdazubi, Elizondo, Andoain, Oiartzun, Legazpi, Getaria… En Euskal Herria tenemos la suerte de contar con un gran maestro, Juan Mari Vidal. Es el último alumno del gran maestro Ishizaka, la familia que originó el kenpo-kai. Juan Mari es el vicepresidente de IKKO, la organización internacional de kenpo-kai, y probablemente en dos años pase a ser el presidente. Y Euskal Herria también es muy importante a nivel mundial porque tenemos gente muy buena, con grados altos, y que a nivel de competición han obtenido buenos resultados.

Claro ejemplo de ello son Alain Isasa y Ekhi Lekuona, su hijo, que en 2023 se proclamaron campeones del mundo en el certamen celebrado en Túnez.

Así es. Alain es siete veces campeón del mundo, aunque ahora se va a retirar de la competición. Y mi hijo Ekhi también se proclamó campeón en combate de semicontacto.

Además de ellos dos, ¿hubo más representación irundarra en el Campeonato?

De Irun fueron también Ane Amunarriz y Maiana Lekuona. Y de Euskadi fue una selección muy grande.

¿Cuáles son los planes del club a corto plazo?

Ahora mismo estamos preparando a algunos alumnos para los exámenes para progresar en los cinturones, y también estamos ayudando a arrancar a los que están empezando.

¿Y los principales retos?

Nuestro objetivo es simplemente dar a conocer el kenpo-kai, que la gente a la que le puede venir bien o interesar se acerque y pruebe. Somos un club pequeño y humilde, no disponemos de local propio, pero aquí en Kirola estamos muy bien. l