Desde comienzos de noviembre hasta unos pocos días antes de Navidad el parque Mirandaola de Legazpi recibe la visita de miles de niños de todo Euskal Herria. Los niños y sus padres se acercan a Legazpi para estar con Olentzero y Mari Domingi. Aquello parece Disneyland, por los niños y por la dimensión que ha adquirido el evento. Este año, incluso han publicado un cuento.

La visita comienza en el Museo del Hierro Vasco, donde la cuentacuentos canta la canción de Olentzero. Esta canción sirve de excusa para hablar del carbón, Olentzero y Mari Domingi: qué es el carbón, para qué sirve y quién lo hace; por qué Olentzero trae regalos; cuál es el trabajo de Mari Domingi...

Mientras los niños escuchan estas historias, entra en el museo un pequeño ferrón llamado Burdintxo y pide ayuda a los niños para buscar a Olentzero y Mari Domingi. Todos juntos consiguen encontrarles y les acompañan a la ferrería de Mirandaola.

Allí, los niños tienen ocasión de estar con Olentzero y Mari Domingi, sacarse fotos con ellos y entregarles sus cartas. Finalmente, todos los presentes degustan castañas asadas allí mismo.

Burdintxo y los niños gritando a Olentzero y Mari Domingi.

El cuento

Este año, además, los visitantes tienen ocasión de adquirir el cuento Mari Domingi eta Olentzeroren zaku magikoa (Mari Domingi y el saco mágico de Olen-tzero). La historia la ha escrito la legazpiarra Ane Odriozola (en 2024 publicará la novela El valle del hierro con la editorial Planeta), las ilustraciones son de la artista legazpiarra Dani Uribeetxeberria y el libro cuenta también con unos bertsos de la legazpiarra Nerea Elustondo.

Desde que se puso en marcha el proyecto de Olentzero, han sido varias las historias que se han narrado a los niños, pero siempre de forma oral. Este año la fundación Lenbur, organizadora del acto, ha decidido publicar un cuento y para ello se ha puesto en contacto con Odriozola, Uribeetxeberria y Elustondo.

Hay muchos cuentos de Olentzero, por lo que han decidido dar el protagonismo a Mari Domingi. En el cuento, los regalos de los niños están en peligro… ¿Conseguirán solucionar el problema del saco mágico?

La creadora de este pequeño Disneyland, la Walt Disney de Legazpi, es Olatz Conde. Recuerda que todo empezó en 2010, sin mayores pretensiones. “Habíamos estado viendo un Olentzero y nos decepcionó. En una comida que organizamos en la sociedad Muru, decidí contar a los niños de la cuadrilla la historia de Olentzero. Se nos unieron el resto de los niños que estaban en la sociedad. Al año siguiente, un padre me preguntó a ver cuándo iba a hacer lo de Olentzero. Le dije dónde y cuándo íbamos a hacer la comida de la cuadrilla y aparecieron muchos niños”.

Una niña, en la ferrería de Mirandaola, con Burdintxo.

Trabajadores

Conde trabaja en la fundación Lenbur y, en vista del éxito, propuso a la fundación hacerse cargo del acto. Desde entonces, ha crecido mucho. Durante muchos años fue Patxi Otaegi el que hizo de Olentzero. Se jubiló y en la actualidad son varios jóvenes los que se turnan para hacer de Olentzero y Mari Domingi. Además, están Burdintxo, el castañero, la cuentacuentos, los trabajadores de la oficina...

Conde recuerda infinidad de anécdotas. “Una vez un niño trajo angulas en un tarro de agua, para Olen-tzero. Nos quedamos alucinados. Resulta que Patxi (Olentzero) le había preguntado de dónde era, el niño le había dicho que era de Orio y Patxi le comentó que le gustaban mucho las angulas. ¡El niño fue a pescar angulas con su abuelo para traérselas a Olentzero! También suelo recordar en muchas ocasiones a Ainara, una niña de Oñati con trastorno del espectro autista. Vino a ver a Olentzero durante ocho años seguidos. Tenía muy buen feeling con Patxi y para ella era uno de los grandes momentos del año. Y para nosotros, claro”.