No han sido compañeras de clase, pero su formación académica les ha llevado por la misma senda. Las bergararras Maider San Torcuato e Itxaso Calbano pertenecen a dos promociones diferentes del Grado de Ingeniería Biomédica que imparte Mondragon Unibertsitatea en su campus de Arrasate. A principios de 2021 sus carreras profesionales se cruzaron en el instituto Biogipuzkoa (antes Biodonostia), donde coinciden en diversos proyectos, “compartiendo mesa de trabajo, coche y muchos momentos fuera de la oficina”, comentan al unísono. Este próximo miércoles, junto a otros tres jóvenes investigadores de Bergara –Jokin Labaien, Gorka Kortabarria y Amaia Iturrospe– expondrán sus experiencias en el marco de las IX Jornadas de Ciencia, Tecnología e Innovación (ZTB), que hasta el 17 de este mes acoge la localidad mahonera.

“Cursé Bachillerato científico con Biología porque no me decidía entre estudiar una ingeniería más industrial, o un grado sanitario como enfermería u odontología. Gracias a una amiga conocí la Ingeniería Biomédica; que fuese un grado nuevo y con supuestas salidas en empresas biotecnológicas me animó”, cuenta San Torcuato, que forma parte de la segunda hornada de graduados en la especialidad en la que se matriculó en 2014 en Mondragon Unibertsitatea.

Las competencias relacionadas con la ciencia siempre han despertado el interés de Calbano. “Me gustó la combinación de conocimientos y la variedad de salidas profesionales como las de especialización que distingue este grado universitario de otros. Estoy muy contenta con las puertas que me ha abierto en el mundo laboral”, señala esta joven bergararra.

Durante los cuatro años de formación son “muchas las ramas que se tocan, desde el diseño de dispositivos médicos o los biomateriales, hasta la programación de algoritmos de tratamiento de imágenes médicas o la robótica, y eso permite que cada alumna o alumno se especialice en ámbitos totalmente distintos aun teniendo la misma titulación”, precisa Maider, que estuvo un año trabajando en el diseño de aditamentos dentales para dar después el salto a la gestión sanitaria.

Profesionales de la unidad de Innovación del Instituto de Investigación Sanitaria Biogipuzkoa, ambas ingenieras biomédicas abordan proyectos de I+D+I traccionados desde el propio sistema de Osakidetza y las empresas del entorno. “Trabajamos en el desarrollo y validaciones de tecnologías, siempre en contextos de estudios de investigación”, insisten Maider e Itxaso, que tienen 27 y 26 años, respectivamente.

La primera es técnica de Innovación y toma parte en el Proyecto Europeo RaDAR para la rápida detección y control de la resistencia a los antimicrobianos. Por su parte, Calbano, que es metodóloga y estadística en estudios clínicos, ha trabajado en la validación del Robot de cirugía de columna de la firma Cyber Surgery, llevada a cabo mediante un ensayo en pacientes de los hospitales universitarios de Donostia y Cruces.

Aplicaciones

Con gran tirón en los últimos años, la Ingeniería Biomédica aplica los conceptos y métodos de la ciencia e ingeniería a problemas y desafíos en el campo de la salud. Desde el diseño de instrumental quirúrgico, equipos de diagnóstico por imagen, softwares y dispositivos implantables, hasta la comercialización, la investigación o gestión de sistemas sanitarios. El perfil de las y los profesionales de esta disciplina es “muy amplio y transversal”.

La transformación digital en el ámbito sanitario es otro de los capítulos en los que las y los ingenieros biomédicos juegan un papel importante, en el avance hacia una medicina más personalizada y de precisión, empleando, a su vez, mecanismos de inteligencia artificial (IA). Sobre esto último, San Torcuato destaca que “tiene muchas aplicaciones como pueden ser el análisis de imágenes médicas mediante el desarrollo de algoritmos capaces de identificar anomalías, o la reducción de la carga de trabajo de los profesionales de la salud. En mi caso hemos notado un incremento de los proyectos de investigación sanitaria que contienen soluciones de IA”. A este respecto, Calbano apunta que “el personal sanitario demanda cada vez más disponer de herramientas de predicción”.

A la hora de poner el foco en los avances, para Maider se antoja necesario “agilizar los procesos de investigación y mejorar la capacidad de implementación de nuevas tecnologías en el sistema sanitario”, además de identificar “las necesidades reales” del colectivo de profesionales. “Esta cultura de I+D+I ayuda a que se construyan puentes entre la labor asistencial y de investigación e innovación. Hay que resaltar, asimismo, la importancia de seguir colaborando con el tejido empresarial científico-tecnológico, y entidades de otras comunidades autónomas y países, creando beneficios a mayor escala. De cara al futuro el Sistema Vasco de Salud debe continuar apostando por infraestructura tecnológica puntera para adaptarse a los retos y oportunidades de esta era digital”, indica Itxaso.

Desbordan verdadera pasión por lo que hacen. Son jóvenes y con mucho recorrido por delante. “Me gustaría seguir trabajando en el ámbito de la investigación sanitaria y en proyectos que tengan como objetivo dar solución a las necesidades de las y los profesionales y pacientes”, expone San Torcuato. Su compañera se congratula de tener “la suerte de poder contribuir, desde Biogipuzkoa, a la ciencia y a la sociedad”. “Me encantaría continuar creciendo junto al instituto y al sistema sanitario público de Euskadi, participando en proyectos e iniciativas que ayuden a mejorar la salud pública”, añade Calbano.

Divulgación científica

El día 15 estas dos investigadoras intervendrán en las ponencias que se desarrollarán en Seminarixoa (10.00 horas) ante Goienagusi Elkartea y el alumnado de cuarto curso de Educación Secundaria y Bachillerato. “Me parece una suerte poder compartir nuestra experiencia. Creo que la divulgación científica es necesaria para capacitar a todos los públicos, ya que como se ha visto durante la pandemia, existe una brecha entre la comunidad científica y la ciudadanía. Estas charlas pueden servir también para fomentar vocaciones científicas entre los y las jóvenes de Bergara”, opina Maider.

Itxaso se siente “afortunada” de poder contar en casa “nuestro día a día”. “Mostraremos algunas de las muchas iniciativas que están en marcha en el sector salud en nuestro entorno. Incluso, tal vez, podamos llegar a orientar a aquellas personas que se encuentran en el momento de tomar una decisión sobre sus estudios; quién sabe”, concluye.