En julio se cumplirán 100 años de la primera carrera de coches que se disputó en el Circuito de Lasarte. Por este motivo, la asociación de comerciantes, hosteleros y servicios de Lasarte-Oria, Aterpea, ha organizado una nueva campaña para conmemorar esa fecha y recordar lo que el circuito internacional supuso para la economía de la zona, situando en el “mundo a Lasarte y a Oria”.

Semejante aniversario merece un premio muy especial. El ganador de esta campaña disfrutará de un paseo en un coche clásico, si el tiempo acompaña será descapotable, por Lasarte-Oria y Donostia, que terminará en el restaurante Martín Berasategi, con un menú para dos personas. El premio se tendrá que disfrutar el 24 de junio.

Ana Laureano, miembro de Aterpea, dio a conocer los detalles de la campaña para poder optar al suculento premio. De este modo, quienes entre el 29 de mayo y el 11 de junio realicen compras en los establecimientos adheridos a la campaña, deberán depositar en una urna un papel con sus datos.

Una vez que se termine la campaña, Aterpea llevará a cabo el sorteo entre todos los participantes.

Por su parte, Ramón Ormazabal, de Aterpea, se encargó de ofrecer pinceladas sobre la historia del circuito, que coincidió en el tiempo con los veraneos de la realeza en Donostia, los partidos en el campo de golf en el actual barrio de Atsobakar y las carreras de caballos en el hipódromo de Lasarte.

Ormazabal señaló que el Circuito de Lasarte fue un circuito de carreras con una longitud de unos 18 km, cuya salida y meta se encontraban en Oria. Atravesaba las localidades de Urnieta, Andoain, Hernani y por supuesto, Lasarte.

El circuito estuvo operativo entre 1923 y 1932, ya que el año siguiente no se pudo disputar por el estallido de la Guerra Civil Española. En ese tiempo fue sede del Gran Premio de España en diez ocasiones. Además, fue considerado el octavo mejor circuito del mundo y hubo planes de convertirlo en un circuito urbano permanente como Montecarlo.

Hubo otro intento de volver a rescatar el Circuito de Lasarte en 1940, pero entonces estalló la Segunda Guerra Mundial y tampoco se pudo celebrar. Ahí acabó la historia del circuito.

Ormazabal destacó la hostelería y el comercio que se creó en las décadas de 1920 y 1930 para dar servicio a todos los visitantes.