El zumarragarra Miguel Urteaga lleva casi toda la vida tocando el pandero. El panderista de Zumarragako Trikitixa empezó con su tío y sus hermanos, cuando solo tenía 14 años, y a los 83 sigue alegrando la fiesta allá donde va. Eso sí, ha decidido dejar las romerías y en adelante tocará solo entre amigos. La de este año ha sido su última romería de Santa Isabel.

Lo iba a dejar en 2020, el año del centenario de Zumarragako Trikitixa, pero ha tenido que retrasar la despedida dos años a causa de la pandemia. Quería despedirse el día de Santa Isabel, pues es el día más señalado del año para los zumarragarras y especialmente para él. No en vano, además de tocar en la romería del 2 de julio durante 70 años, fue ezpata-dantzari. Ejerció de capitán durante nada más y nada menos que 16 años. “La Antigua es un lugar muy especial para nosotros. Por la mañana bailaba la ezpata-dantza y por la tarde tocaba la trikitixa. Fui capitán en 16 ocasiones: durante 15 años seguidos y el año en el que se homenajeó a Txato Odriozola”, recuerda Urteaga.

Muy pocos zumarragarras pueden presumir del currículum de Urteaga. “Me estrené como capitán con 18 años. Hay muy pocos que hayan bailado durante tantos años. Después de mí, nadie. Hay que tener en cuenta que en aquellos tiempos éramos pocos dantzaris y la gente lo dejaba cuando se casaba. Yo, en cambio, seguí bailando después de casado. Lo dejé con 32 años”.

Un día especial

El día de Santa Isabel de este año ha sido muy especial para él. “Fue un día maravilloso. Todos me decían continuarás, pero no, no voy a continuar. Ya he hecho suficiente. Me he hecho mayor y contra eso no se puede hacer nada”.

Las ganas de fiesta provocadas por los dos años de pandemia y el buen tiempo hicieron que el día de Santa Isabel de este año fuera muy especial. “Jamás he visto tanta gente. Ha sido un año inmejorable para despedirse”.

Debido a la obra que se está realizando en la plaza, la kaleko ezpata-dantza y la romería posterior tuvieron que hacerse en Elizkale. Precisamente, en la calle donde nació Zumarragako Trikitixa y donde está ubicada la escultura que el Ayuntamiento dedicó a los trikitilaris que han llevado el nombre de su pueblo allá donde han ido. l