Cercanía, calidad, colaboración. Con la idea de preservar los valores que constituyen la seña de identidad del pequeño comercio de Arrasate, en 1992 nació la asociación de comerciantes Ibai-Arte. Aunque en un primero momento buscaba unir a los establecimientos del centro del municipio, la entidad no ha dejado de crecer con los años y a día de hoy engloba a 103 comercios de muy diversa índole, pero que han apostado por unirse para incentivar que los arrasatearras y las personas que visitan la ciudad se animen a realizar sus compras y a consumir en la localidad.

Jon Apraiz, representante de la entidad, explica que la filosofía con la que Ibai-Arte encara los retos del sector pasa por llenar de vida y actividad las calles de Arrasate. “Al final se trata de animar a la gente haciendo que la cultura y el comercio vayan de la mano”, asegura Apraiz, señalando que esta filosofía de incentivo queda plasmada en iniciativas como el festival Arrasate Blues, cuya cuarta edición promete volver a traer al municipio a grandes referentes de la escena del blues en Euskadi.

Aunque esta misma semana ya se han podido escuchar los primeros acordes de la mano de la banda Wax&Boogie, el grueso del festival llegará en julio, con un aperitivo el día 2 (Sweet Marta&The blues shakers), un entrante el 10 (Euskadiko Ikasleen Jazz Orkrestra) y un cartel de lujo entre los días 14 y 17.

Lo que parece seguro es que este verano llega con muy buenas perspectivas para el comercio de Arrasate, tras dos años que no han sido tan positivos. No obstante, gracias a la importante red comercial que con los años se ha creado en el marco de Ibai-Arte, los establecimientos arrasatearras han podido resistir los embates de la pandemia con mucha solvencia.

En ese sentido, Apraiz recuerda como durante el confinamiento la asociación construyó una página web desde cero para ofrecer bonos que permitiesen a los arrasatearras apoyar a los comercios aún cuando estos no podían abrir. “En ese momento no sabíamos cuánto iba a durar la situación, ni cuándo se iban a poder gastar los bonos”, rememora Apraiz, agradeciendo la gran respuesta de la ciudadanía, que supuso “un impulso moral”_en esos momentos oscuros.

En la misma línea se pronunciaba el representante sobre las instituciones públicas, cuya colaboración en estos últimos cuatro años califica “como de quitarse el sombrero”.