La semana pasada falleció Manuel Lapeña Lapeña a sus 97 años de edad, hijo y sobrino de dos fusilados de Calatayud, asesinados sin juicio previo en un paredón en 1936 y enterrados en una fosa. Luego fueron llevados sus restos, con la oposición de su familia, a ese ignominioso monumento del franquismo: el Valle de los Caídos.La hija y yerno de Manuel, Pura y Miguel Ángel, siguiendo su trayectoria nos ayudaron a tres familias vascas, Isart, Larrañaga y Jaca, a localizar la ubicación de los restos de nuestros familiares, así como a esclarecer las circunstancias de su ilegal exhumación y traslado para su última inhumación en el Valle de los Caídos. Gracias Manuel, pues vivirás siempre en nuestro recuerdo.Es muy cruel que al final Manuel haya fallecido sin recuperar los restos de sus familiares para darles digna sepultura. Así también falleció mi hermano Serafin Jaka, abogado, con la frustración de que el procedimiento iniciado en 2009 para recuperar los restos de nuestro tío Antonio Arrizabalaga, basándose en la ley de memoria de Zapatero de 2007, solo sirviera para recibir un desesperanzador silencio administrativo.Manuel y su familia basándose en una normativa vinculada a la Proteccion de la Perpetua Memoria (artículos 897 y 897 del Código Procesal Civil) encontraron una vía jurídica para que un Auto del 1 de abril de 2016 del Juzgado de Primera Instancia número 2 de El Escorial, amparase su petición de entrega de los restos de sus familiares. El Gobierno español no tardó en derogar la normativa de Perpetua Memoria para evitar que las otras familias nos amparásemos en ella y a día de hoy tampoco ha ejecutado la decisión judicial lograda por Manuel.Al presidente Sánchez y al ministro de la presidencia Bolaños, conocedores ambos de las instituciones europeas por haber trabajado como asesores de parlamentarios socialistas en el Parlamento Europeo, no les gusta nada que se hable mal de España en Europa, pero esta inacción del Gobierno de España para cumplir sentencias o autos judiciales, esta falta de efectividad de las resoluciones judiciales, son incompatibles con el derecho europeo y la Carta de Derechos Fundamentales de la UE.Me consta el sufrimiento y decepción de Manuel y su familia durante estos cinco años viendo que ni la derecha ni la izquierda han cumplido lo que por derecho les fue concedido en sentencia firme, por un juez de nuestra llamada democracia, pero que sigue demostrando ser incapaz de homologarse con las de otros países de la Unión Europea, que hace muchísimos años resolvieron con justicia y reparación hechos similares causados por el nazismo.Desde aquí quiero decirle a Manuel que no vamos a abandonar su ejemplo y lucha hasta que se cumpla ese auto judicial y nos entreguen los restos de sus familiares y los de todos los que también demandamos, pues nosotros sí somos demócratas y europeos, y bien sabemos que la normativa de la Unión Europea nos ampara. Un abrazo emocionado a Pura, a Miguel Ángel y al resto de compañeras y compañeros que luchamos por sacar a nuestros familiares de donde sabemos que no descansan en paz.Iñigo Jaca Arrizabalaga