- 2020, el del covid, fue un año atípico, también en lo que se refiere a las sanciones. 2021 ha comenzado de forma similar. El concejal de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Donostia, Martín Ibabe, lo tiene claro. No es momento para hacer comparativas con ejercicios anteriores.

Los datos hablan por sí solos, pero más allá de las cifras Ibabe quiere destacar que, en general, la respuesta de los y las donostiarras a las restricciones ha sido buena. Pero a estas alturas Ibabe constata cierto hartazgo en la población. Un año de limitaciones se hace largo.

Un año de pandemia. ¿Qué balance hace en materia de seguridad ciudadana?

-Es un año totalmente atípico en el departamento, pero en Donostia y en cualquier otro sitio. Lo que sí se ha dado esa una grandísima carga de trabajo. Las cuestiones habituales, aunque algunos tipos de delitos han descendido claramente, se tienen que seguir atendiendo pero es que, además, hemos tenido que velar por el cumplimiento de normativas y prohibiciones propias, inicialmente, del estado de alarma y de las posteriores decisiones adoptadas en distintos momentos. Mucho trabajo, pero una gran colaboración ciudadana, aunque la duración en el tiempo de esta situación esté generando un desgaste importante.

¿Ha cambiado la fotografía de delitos en la ciudad?

-Evidentemente aumenta el número de actas abiertas por infracciones a las normativas que se han ido determinando por las autoridades sanitarias. Los datos, en frío, pueden dar la imagen de que se han cometido muchas infracciones, pero hay que contextualizar y hay que decir que la mayoría de la ciudadanía cumple la normativa. Hay otra parte que no, y entre estas personas algunas son reincidentes.

¿Cuáles suben y cuáles bajan?

-Lógicamente hay infracciones que antes no lo eran, muchas de las vinculadas a las restricciones durante la pandemia. Esas suben. Todas las que tienen que ver con las restricciones por la pandemia suben, evidentemente, porque, repito, algunos comportamientos no tenían dicha tipificación. Bajan las que son más frecuentes cuando una ciudad tiene una actividad normal, como los hurtos, que han bajado muchísimo. Además, en el cómputo de datos no hay que olvidar que al inicio del pasado año hubo un confinamiento estricto, con lo que ello conlleva de freno en la actividad.

¿Delitos como las agresiones sexuales han descendido mucho?

-Aquí hay que ser cautos. Han bajado claramente los delitos de estas características que se perpetran en la calle, en horario nocturno, en entornos festivos... Otra cosa es los que se cometen de puertas para adentro, en el ámbito particular. Estamos esperando contar con todos los datos, también los que dispone la Er-tzaintza, para hacer una valoración rigurosa, no vale solo con los recopilados por la Guardia Municipal. En el espacio público, han bajado.

¿El cierre del ocio nocturno se ha dejado notar?

-Muchísimo. No hace falta más que ver cómo están las zonas con mayor oferta de ocio nocturno, como la Parte Vieja. Lo nota la ciudadanía y, en consecuencia, también la Guardia Municipal. Es que hay muchas situaciones que no se pueden comparar, porque no había un escenario previo comparable. Nos hallamos ante una situación atípica.

¿La hostelería ha respondido a las restricciones?

-Si, en general claro que sí. Lo peligroso de hablar generalizando es que a veces se da una imagen que no es la correcta. La mayoría de las personas, de cualquier gremio, está cumpliendo con las normas. Pero esto no quiere decir que no haya quien las incumpla, en bares, en las calles o en los polideportivos. Aunque la cifra de infracciones es importante, hay que hacer la valoración tomando como escenario el año 2020, con unas limitaciones que afectaban a la totalidad de la ciudadanía. Repito, la mayoría de la gente cumple, aunque la situación se nos está haciendo larga y dura a todos.

¿Cuando las restricciones se relajan, se nota?

-Sí, sin duda, clarisimamente. Incluso algún día antes. Cuando se anuncian que se levantan restricciones de movilidad entre municipios, por ejemplo, se nota enseguida. Ha habido momentos con restricciones tan duras que casi la actividad era cero o reducida a la mínima expresión. Cuando se aflojaba un poco, se notaba enseguida. En los espacios de actividad deportiva, que también me toca gestionar, se nota muchísimo; porque si se aumenta un poco el aforo los efectos son evidentes.

¿Esta situación anómala cómo está afectando a la Guardia Municipal?

-Como a cualquier otro colectivo que ve condicionado el normal desarrollo de su trabajo. Somos los que somos, con una plantilla dimensionada a las necesidades de la ciudad. Con esta situación, hay una mayor carga de trabajo en materia de hacer cumplir restricciones que pueden cambiar de un día para otro. Es su trabajo, sí, pero las dificultades con tanto cambio son mayores. Pero también les ocurre lo mismo a otros sectores, como la hostelería, que se ha adaptado a horarios, medidas de higiene, distancias... Y a los ciudadanos en general.

La ciudadanía responde bien pero, un año después, se nota que la gente está quemada, ¿se traduce esto en la respuesta a los requerimientos de la Guardia Municipal?

-Sí, pero es algo que percibimos todos. Teníamos la ilusión de que acabara antes y ahora la situación se vuelve a torcer. Es una carrera a largo que socialmente está generando un desgaste. Tiene repercusiones laborales, económicas y en distintos terrenos que en un año generan una tensión importante. Para quienes les toca hacer cumplir las restricciones la situación es más compleja.

¿Se está dando un repunte de incumplimientos?

-Es una pregunta difícil de responder. Quizá en algunas infracciones sí y en otras, no. La conclusión solo con los datos no vale. Hay que medir también otras cosas como, por ejemplo, la respuesta colaborativa ante una intervención. Lo cierto es que cuando un agente llama la atención a una persona, sin poner una sanción, por algún incumplimiento, no es lo mismo ahora que hace un año. Quizá sí cuesta más. Pero hay muchas variables a tomar en cuenta.

¿Ha habido zonas más complicadas que otras en la ciudad?

- Depende de las infracciones, pero influye mucho el volumen de población y la actividad. Pero siempre es así. Tenemos referentes que ocuparon titulares, como los problemas creados en Sagües. Es un sitio muy demandado siempre, es normal que surjan más problemas ahí que un camino perdido en el monte.

¿Se han recibido muchas llamadas de denuncia por parte de ciudadanos particulares?

-Si, ha habido colaboración y es de agradecer, porque en la Guardia Municipal somos los que somos. También se actúa a demanda.

¿Cuáles eran las razones principales de las llamadas?

-Sobre todo por constatar que en una vivienda había mucha gente, que se daba un trajín de personas en un domicilio que nada tienen que ver con los moradores habituales, que en un espacio público había un grupo de personas sin mascarilla, y quiero dejar claro que no tienen que ser necesariamente jóvenes; porque se generaban botellones...

Pese a todo, ¿la ciudad se está preparando para el verano?

-Nosotros tenemos que hacer una previsión, que vamos modificando este año sobre la marcha. Pongamos un ejemplo. El proceso de vacunación en Illunbe. Todo lleva un proceso, un preparativo desde seguridad, movilidad... Tenemos que barajar también una previsión de duración. Ahora que parece que la situación se vuelve a complicar, tenemos que prever que se puedan aplicar nuevas restricciones que se tengan que hacer cumplir y tocaría plantear una readaptación. Todo es nuevo, y en un año hemos vivido distintos escenarios con distintas limitaciones. Y lo que nos queda.

Lo que no parece es que la ‘antigua’ normalidad esté cercana.

-Una de las grandes lecciones es que tenemos que aceptar que el fin de todo esto es más complejo de lo que nos parecía, a nivel mundial. A lo largo de los próximos meses vamos a seguir teniéndonos que adaptar a las circunstancias que vayan surgiendo. Lo que está en nuestras manos como sociedad es minimizar en lo posible las consecuencias e intentar poner de nuestra parte lo que podamos para que acabe cuanto antes. El compromiso, la protección individual, hace que tengamos una protección colectiva más eficaz.

“La mayoría de la gente cumple, pero la situación se nos está haciendo larga y dura a todos, también a la Guardia Municipal”

“Ha sido un año totalmente atípico en el departamento, con una gran carga de trabajo para hacer cumplir las normativas vigentes”