- Las obras de remodelación del complejo de La Bretxa han alcanzado su ecuador, ya que comenzaron hace dos años y aún les quedan otros dos, según avanzó ayer el alcalde, Eneko Goia, en su visita al lugar en compañía de los responsables de la empresa Moyua y del arquitecto responsable, Jabier Lekuona. Los trabajos han sufrido un importante retraso a causa del estado de alarma, según dijo Goia, y otros motivos, aunque parece que ahora cogen de nuevo ritmo centrados en el edificio Pescadería, que ha sido ya vaciado e iniciará en breve la reestructuración de los distintos espacios.

En la planta a ras de calle se ubicarán los puestos de fruta, verdura, carne y pescado, entre otros. En la mitad de la primera planta y la segunda, se ubicará el ambulatorio para el Centro y la Parte Vieja, que podría abrirse en 2023, según las fechas que maneja el Ayuntamiento. En el último piso se ubicará una cancha polideportiva y un espacio de promoción de la gastronomía vasca.

Precisamente, en este espacio hostelero se podrá contemplar la vidriera de Mauméjean, estilo art déco, de la vieja Pescadería, a la que se añadirá una fila de cristales que le falta en la zona baja. Asimismo, se dará la vuelta al panel decorativo para que se pueda leer el lema de Donostia que rodea el escudo desde el interior del edificio, y no desde el exterior, como está ahora.

Goia señaló que el inicio de las obras de la segunda fase "va a dar un impulso fundamental" al proyecto, ya que va a permitir "acometer una de sus piezas centrales", el edificio Pescadería. "Esta pieza del puzle permitirá además desbloquear otras", añadió el alcalde. El traslado de los puestos de alimentación del sótano a la planta de calle vaciará el subsuelo y permitirá la ampliación del supermercado Lidl, como está previsto. Parte del sótano actualmente ocupado por este comercio se convertirá en el futuro en un centro de aparcamiento de vehículos de reparto sin motor.

El otro edificio del complejo de La Bretxa, Arkoak, funciona ya desde hace meses con su nueva configuración destinada a comercios.

"Estamos hablando de un proyecto grande, ambicioso y complejo. Es uno de los compromisos de esta legislatura y creemos que el conjunto del edificio y sus servicios podrán estar operativos para el final de la misma", dijo Goia, que añadió que con la reforma del antiguo mercado de abastos la ciudad "va a ganar un espacio fundamental en el corazón del Centro y la Parte Vieja, reforzando el dinamismo comercial, pero también ofreciendo una serie de servicios públicos a la ciudadanía, lo que mejorará la calidad de vida en esta zona".

Una vez terminada la obra del edificio Pescadería, se reformará también la propia plaza con la eliminación del módulo de acceso al sótano. Se creará una bajada sencilla en el lado de Aldamar. Esta misma calle, además, será la puerta de acceso al ambulatorio y crecerá en anchura. Asimismo, las calles San Juan e Iñigo se peatonalizarán.

Las baserritarras, actualmente en una carpa provisional, se situarán enfrente, pegadas a Arkoak, en casetas más confortables.

A la vidriera art déco de la vieja Pescadería se le dará la vuelta con el fin de poder contemplarla correctamente desde el interior del edificio

La reforma del complejo conllevará el ensanchamiento de Aldamar y la peatonalización de San Juan e Iñigo