Agur Donostia, agur Alde Zaharra
Mundu honetan, gauza guztiak daukate bere bukaera eta neri ere Donostiako hiri maite honetan bizitzea bukatu zait. En estos 55 años que llevo en Donostia he conectado con muchas personas, tanto en la Parte Vieja como fuera de ella, amigos/as a los que lógicamente no podré despedir en la Eucaristia del día 20 en nuestra parroquia de San Vicente y ello me ha llevado a escribir estas líneas de despedida.
Al dejar esta bella ciudad y este rincón tan entrañable como es la Parte Vieja, me invade por una parte una sensación de haber tenido la suerte de vivir en este entorno y, por otra, un sentimiento de agradecimiento mezclado con gotas de satisfacción.
No es cosa de sobrevalorar un espacio vital, pero Donostia es una ciudad pequeña rodeada de unos encantos que conocemos y valoramos quienes habitamos aquí, encantos cada vez más conocidos fuera de nuestras fronteras y que no se reducen al espacio natural sino a todo lo que se vive aquí adentro.
Durante mi servicio como cura en estos últimos 25 años, he tenido la suerte de vivir en Donostia acontecimientos que marcan una vida: el cambio político desde aquellos años 90 violentos hasta el hoy mucho más habitable... La apertura hacia Europa y otros pueblos que buscan aquí un lugar más humano... El cambio tan significativo cara al hecho religioso sobre todo en las generaciones más jóvenes... La mejora de la ciudad, sobre todo en determinadas zonas, hoy en un bello primer plano... La restauración de dos de sus edificios históricos más reconocidos como son Santa María y San Vicente... El avance significativo en un referente tan vasco como es su cocina... La mejora cultural, sobre todo en el aspecto musical... Aniversarios importantes como el quinto centenario del templo parroquial de San Vicente, el segundo centenario de la destrucción de la ciudad y los 100 años de varias sociedades populares de la ciudad...
He tenido la suerte, sí, de vivir estos y otros acontecimientos. La vida de esta ciudad no se limita a un bello espacio natural.
Decía que hay en mí un sentimiento de agradecimiento con gotas de satisfacción personal. Si alguna palabra surge en mis labios en estos momentos es “eskerrik asko”, un agradecimiento a esta ciudad que me ha hecho sentirme profundamente donostiarra, sin renegar de mi pueblo vergarés de origen, naturalmente, un agradecimiento que le haré constar de manera palpable el día 20 a esta feligresía de San Vicente que tanto me ha ayudado a vivir la fe.
Un agradecimiento con gotas de satisfacción, pues pienso que nuestras comunidades cristianas de San Vicente y Santa María han ayudado a mejorar la convivencia y la vida de esta ciudad. Sabíamos y sabemos que nuestro primer objetivo es el de ayudar a la gente a vivir de una manera más humana, más cristiana y, con todas nuestras deficiencias y limitaciones, creemos haber colaborado un poco en todo ello. Es una bella satisfacción.
Esker onez agurtu nahi dut hain ondo onartu nauen Donostiako jendea. Egunetik egunera Donostia ederragoa izango delakoan, batik bat bere elkarbizitzan, agurtzen dut bihotzez.
Más en Bertan
-
Bergara: epicentro del fútbol cadete con duelo entre selecciones
-
Azpeitia controla con cámaras el acceso de vehículos a la zona situada frente a la basílica de Loiola
-
Errenteria organiza nuevas reuniones para presentar su proyecto para el Topo
-
Fiesta deportiva en las finales del Torneo de Fútbol 7 de Eibar