El PIN de Kursaal sobrevive a la crisis con ingenio, voluntad y compromiso
El PIN de Kursaal cerró sus puertas el domingo con un broche de oro: el espectáculo de los payasos Pirritx, Porrotx eta Mari Motos, que por primera vez actuaron en el auditorio Kursaal en el marco del parque infantil. "Tuvo un éxito rotundo; a los niños les encanta este evento", apunta Maite Aizpuru, directora de Lankor, la promotora del PIN.
Dos días después de la clausura del parque infantil Aizpuru todavía no tiene datos cuantitativos sobre el número de asistentes, pero asegura que "la afluencia de niños fue muy satisfactoria". Uno de los factores de este éxito de asistencia lo fija en "la reducción de jornadas" del PIN, ya que "al haber sido menos días, los niños se han concentrado más". Este recorte en la duración del PIN se debe a la actual coyuntura económica, un lastre que, no obstante, no ha echado atrás a Lankor a la hora de organizar este evento navideño.
La crisis se dejó ver en un principio por las ayudas económicas. Este año, el PIN de Kursaal no contó con las subvenciones de las instituciones. "Ni Diputación, ni Ayuntamiento donostiarra... nadie. Todos alegaron que el recorte de presupuestos y la crisis no les permitían colaborar con el parque, tal y como hicieron en otras ediciones", alega Aizpuru. En cambio, la directora de Lankor agradece las muestras de apoyo, el patrocinio y ayuda de la iniciativa privada, "gracias a la cual se ha celebrado el PIN este año".
"En el caso del PIN de Barakaldo, se ha contado con las ayudas económicas de Diputación de Bizkaia, Ayuntamiento de Bilbao, de Barakaldo... no entendemos por qué en Gipuzkoa no es posible", reflexiona. En el fondo, Aizpuru y todo el equipo de Lankor están "muy contentos", ya que no pensaban que se pudiese sacar adelante esta edición. "En el fondo, organizar el PIN no supone negocio alguno para nosotros; lo concebimos como un compromiso hacia la sociedad", confiesa.
Y es que, desde hace tres años que Lankor no sube el precio de la entrada al recinto y a diario regaló detalles que otorgaron patrocinadores y colaboradores a los más pequeños "para que no se fuesen con las manos vacías".
Aizpuru considera que esta edición ha estado "a la altura de las circunstancias". Las actividades han resultado divertidas para los más pequeños, y el recinto en el que se desarrollaron "es el mejor acondicionado para este tipo de eventos de toda Euskadi".
Además de las ayuda de agentes privados, Aizpuru recalca la labor de los propios empleados de Lankor, que "voluntariamente trabajaron en fechas navideñas y cambiaron sus vacaciones para que el PIN abriera sus puertas y los niños estuviesen atendidos para que disfrutaran al máximo".
De cara al PIN que comenzará en 2010, Aizpuru no cree que la gestión vaya a ser muy distinta a la actual. "Seguiremos teniendo problemas, pero ya haremos mil filigranas, como hemos hecho ahora, para que todo siga adelante", asegura.
Así, con o sin la ayuda de las instituciones públicas, Lankor promete una nueva cita en el Kursaal dentro de unos meses para que "los niños sigan disfrutando del PIN de toda la vida".
El "gomming" es una de las actividades con más éxito del PIN.
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