Ubicado en el barrio de Ibaeta, en Donostia, a tres kilómetros de la playa de Ondarreta, el caserío Pokopandegi guarda una historia de tradición, esfuerzo y compromiso con lo natural. En este privilegiado paraje la familia Goenaga se ha dedicado tradicionalmente a la producción lechera. En 1983 dieron un paso decisivo para transformar esa leche en yogur, comercializándolo y distribuyéndolo directamente. El objetivo era claro: ofrecer un producto cercano, de calidad y de confianza, en el que el consumidor pudiera conocer el principio y fin del proceso.

Hoy, cuatro décadas después ese compromiso se mantiene intacto. Goenaga Yogur no es solo un producto lácteo, es el fruto de un modo de trabajar que mima cada detalle, desde el bienestar animal hasta la calidad de la materia prima. Se elabora con leche procedente de su propia ganadería de vacas Brown Swiss, una raza que se distingue por su rusticidad, docilidad y carácter noble. Pero, sobre todo, por ofrecer una leche de altísima calidad proteica.
Leche de alto valor nutricional
En Pokopandegi las vacas se alimentan a base de forrajes secos, paja y cereales no transgénicos. El resultado es una leche de alto valor nutricional. “Nuestras vacas son A2A2, y su leche contiene la variante original de la proteína beta-caseína A2, la misma variante de la proteína que se encuentra también en la leche materna, que destaca por su alta digestibilidad y por generar menos intolerancias que la variante beta-caseína A1, comúnmente presente en la leche de vaca comercial”, explica la directora Arantxa Goenaga. Es esta singularidad la que marca la diferencia de Goenaga Yogur. Pero no la única.
Sin perder la esencia, esta empresa familiar ha sabido mantener vivos los valores transmitidos de generación en generación. “Nuestros abuelos nos enseñaron a hacer las cosas con cariño y a respetar y cuidar el entorno”, destaca Arantxa. Estos principios, que siguen latiendo en el quehacer diario de Pokopandegi, conviven con una mirada atenta a los tiempos actuales, adaptándose a las demandas y sensibilidades de la sociedad.
Etiquetas compostables
Uno de los hábitos que la familia Goenaga ha incorporado con firmeza, dentro de un modelo de gestión sostenible, es la apuesta por la reducción de residuos. “Hace unos tres-cuatro años hicimos una reflexión seria sobre los materiales que se usan en el envasado de los yogures por lo que decidimos seguir trabajando con vidrio, un material más noble. Los tarros nos los devuelven y volvemos a ponerlos en circulación, cerrando el ciclo de forma responsable”, precisa Goenaga, que pertenece a la tercera generación de Pokopandegi. Han dado, a su vez, un paso más en las etiquetas que acompañan cada envase: “son compostables, lo que significa que no dejan rastro de microplásticos ni de nanoplásticos en el entorno y, en aproximadamente seis meses, se transforman en compost, ayudando a proteger la biodiversidad”, subraya Arantxa. El siguiente reto es extender esta práctica a todos los elementos del envasado, incluidas las tapas de pack, un proceso en el que ya están trabajando.
Digitalización del proceso de elaboración
Goenaga tiene claro que el sector primario necesita modernizarse para asegurar su viabilidad y eso requiere de una inversión. “Conforme la sociedad avanza y se transforma, el sector debe ajustarse a las nuevas exigencias sociales, tecnológicas y medioambientales”, defiende la directora de la empresa.
Con ese propósito han digitalizado la planta de elaboración de yogures. Han sensorizado pasteurizadores, cámaras, estufas y otras máquinas clave del proceso productivo, lo que les permite recibir en tiempo real información detallada sobre el estado de cada equipo. Gracias a estos datos han desarrollado un sistema de planificación y control que les permite organizar mejor las tareas de producción, optimizar tiempos y, sobre todo, reducir el desperdicio. “Con la tecnología adecuada, hemos ganado en eficiencia, rentabilizando los resultados, sin perder la esencia artesanal que define nuestros productos”, insiste Arantxa.
Producción más limpia y responsable con el entorno
Además, en su compromiso por reducir el impacto ambiental han afrontado una importante inversión para disminuir el uso de combustibles fósiles. Han instalado un sistema de aerotermia con el que han logrado reducir en un 60% el consumo de gasóleo en sus instalaciones. Cuentan, asimismo, con placas solares que complementan el sistema energético y refuerzan el objetivo de avanzar hacia una producción cada vez más limpia y responsable con el entorno.
En Goenaga Yogur, la sostenibilidad, la puesta en valor del sector primario y el trabajo bien hecho van de la mano. El resultado es natural como la vida misma. Una diferencia que se siente y se saborea; un yogur que alimenta.