deba - El artículo Anastasio Arrinda Albisu. El ángel de la Guarda de Elvillar, escrito por Alex Turrilas y publicado en su blog, recoge una sobrecogedora historia que sirve para hacerse una idea de la fuerza de espíritu de Anes Arrinda y de la capacidad para afrontar las adversidades que el religioso mostró a lo largo de toda su vida.

Dicha historia gira en torno a la muerte de Luis, el hermano pequeño de Anes, fallecido cuando luchaba en el frente de la localidad leonesa de Villamanín, donde se libraron algunos de los más cruentos episodios de la Guerra Civil.

Según cuenta el propio Turrillas, el mes de octubre de 1937 Anes recibió una carta de su hermano Luis, “fechada el 29 de septiembre en Villamanín”. En ella (fue utilizada por Anes como recordatorio fúnebre de su hermano), “Luis le comenta la pena que siente por no poder asistir a su ordenación como sacerdote, hecho que tendría lugar el último domingo de octubre, día de Cristo Rey”.

Desgraciadamente, “justo a los once días de escribir aquella carta, el 10 de octubre, Luis muere en el frente defendiendo las posiciones republicanas contra las tropas franquistas al mando del general Aranda”.

Y es ahí donde comienza una verdadera odisea protagonizada por Anes, cuya única obsesión es recuperar el cadáver de su hermano para entregárselo a su madre en Lazkao: “Ni corto ni perezoso”, prosigue Turrillas, Anes, que estaba movilizado (pasó directamente de soldado forzado a capellán forzado del ejército franquista) “convence a su tío de Lazkao para dirigirse con una camioneta a Villamanín e intentar recuperar el cadáver ya enterrado de su hermano”.

Y lo que parecía una locura tuvo éxito: “Llegados a Villamanín, Anes se tomó el trabajo de buscar entre los cientos de cadáveres el de su hermano, lo que era una tarea casi imposible. Sin embargo, él tenía una pista: desde su nacimiento, uno de los dedos de los pies de Luis tenía un defecto, era extremadamente curvo”. Así, “la tarea consistía en revisar los pies de todos los cadáveres”. Y logró su objetivo: “tras lavar el cuerpo lo subieron a la camioneta y volvieron a Lazkao, donde se lo entregaron a su madre y donde fue nuevamente enterrado”, sentencia Turrillas.