donostia - Donostia tendrá en el año 2100 entre dos y cuatro olas de calor más al año, de cinco a quince noches más por encima de los 20 grados y la temperatura máxima aumentará 2,8 grados. Son algunas de las consecuencias que tendrá en los próximos años el cambio climático en la ciudad, según el mapa térmico elaborado por Tecnalia, que ha constatado, además, que hay hasta cuatro grados de diferencia entre unos barrios y otros en episodios como las olas de calor.

El citado mapa térmico ha analizado la realidad actual y ha hecho algunas proyecciones, para lo cual ha tomado como referencia lo sucedido en el verano de 2003, un año especialmente caluroso en el que la ola de calor más destacable se prolongó durante diez días con máximas en torno a los 40 grados en la mayor parte de la ciudad (llegó hasta 43 grados en distintas zonas). Los estudios indican que ese tipo de veranos serán los habituales en Donostia entre los años 2040 y 2070, de ahí que se haya analizado lo sucedido hace 17 años para poder hacer una proyección. De todas formas, su diagnóstico llega hasta el año 2100 y en esos últimos años del siglo los datos serían "más negros" aún.

Efrén Feliu y Laura Gutiérrez, miembros del equipo de cambio climático de Tecnalia, fueron los encargados de dar a conocer su estudio ayer y destacaron que esas olas de calor que se están intensificando como consecuencia del cambio climático implican un aumento de la mortalidad, además de consecuencias negativas en la calidad del aire y la demanda de energía por el aire acondicionado de viviendas, locales y medios de transporte.

utilidad Crear esta proyección en concreto para Donostia es útil, según añadió el concejal de Ecología, Enrique Ramos, para poder tomar medidas en distintos ámbitos y mejorar así la resiliencia climática de la ciudad. Los datos ayudarán, por ejemplo, a tomar decisiones en el planeamiento de la ciudad.

En ese sentido, Feliu planteó que el Ayuntamiento, en su próxima revisión del Plan General de Ordenación Urbana, podría incorporar estudios térmicos de microescala y comparar así alternativas de diseño urbano con distinto comportamiento térmico, con intención de seleccionar las que permitan ganar confort y suavizar esos efectos del cambio climático en los ciudadanos y en su vida diaria.

Ramos explicó, en ese sentido, que el Ayuntamiento participa en un programa europeo que creará un catálogo de posibles soluciones. Entre ellas, estaría la creación de tejados verdes en edificios públicos (también se podrían subvencionar en edificios privados, según apuntó el concejal). Se trata de crear sistemas basados en la naturaleza, como pueden ser también patios con vegetación.

Ciudades como París o Copenhague ya están aplicando este tipo de medidas y apuestan por crear esas azoteas verdes en los edificios de nueva construcción desde este mismo año.

El mapa térmico elaborado por Tecnalia constata, asimismo, las diferencias que existen entre distintos barrios de la ciudad. Por ejemplo, hay hasta cuatro grados de diferencia en las máximas (entre 23,4 y 27,7 grados). Las máximas más bajas están en la costa y en zonas elevadas (Igeldo, Ategorrieta), mientras que las más altas se registran en las zonas interiores de la ciudad. La excepción es el cauce del Urumea, que regula la temperatura (permite que haya máximas más suaves).

más diferencia en las mínimas En cuanto a las mínimas, la diferencia llega a ser de seis grados (de 13,2 a 19,6 grados). En general, el comportamiento es inverso, con las más altas en el entorno del río por el mismo efecto regulador del agua. En las zonas rurales o semirrurales es donde se registran las más bajas.