"Cuando eramos niños y jugábamos en ‘los jardincillos' había una escultura, un señor, que nos solía observar seriamente. Daba la casualidad que ese señor tenía el mismo nombre de una de las calles por las que accedíamos al casco histórico y, claro, pensábamos: algo habrá hecho este hombre. Cuando uno va cumpliendo años y lee algunas cosas se da cuenta de que no solo algo, sino que ese señor había hecho mucho por Hondarribia".

Así explicaba ayer el alcalde de Hondarribia, Txomin Sagarzazu, la relación que la mayoría de sus conciudadanos tienen con la desconocida figura de Javier Ugarte. Para muchos hondarribiarras el nombre de Ugarte no es más que el de una escultura o el de una calle. La realidad es que, a pesar de que el pasado jueves se cumplieron exactamente cien años desde su fallecimiento, el urbanismo de la ciudad bidasotarra sería a día de hoy muy distinto de no ser por la gestión de Javier Ugarte y Pagés entre finales del siglo XIX y principios del XX.

Con motivo del centenario de su muerte, y gracias a la iniciativa de la familia Ugarte, Hondarribia se dispone a recordar durante el mes de julio a uno de los políticos más transcendentales en su configuración como ciudad gracias a una exposición monográfica titulada Javier Ugarte y Pagés y la ciudad de Hondarribia (1852-1919) que se podrá visitar de forma gratuita hasta el 4 de agosto en la segunda plante de la Oficina de Información y Turismo de Arma Plaza.

La inauguración de la muestra tuvo lugar el pasado jueves, en un acto conmemorativo que arrancó en el Salón de Plenos de la casa consistorial de Hondarribia y en el que estuvieron presentes Sagarzazu, Javier Varela de Ugarte, uno de los bisnietos del homenajeado, que representó a su familia, y la historiadora Ana Azpiri, autora de Arquitectura y urbanismo de Hondarribira (1890-1965).

"Esta es una ocasión única para acercarse a conocer la dilatada carrera profesional y literaria de Javier Ugarte, que destacó como político, jutista y escritor, además de tener excelentes dotes como orador", declaró el primer edil, incidiendo en que "aunque se trata de manera indiscutible de uno de los políticos cuya gestión ha sido trascendental para el desarrollo urbanístico de la ciudad de Hondarribia, la figura de Javier Ugarte no es realmente conocida a pesar de contar con una calle, unos jardines diseñados en torno de una escultura que le representa y al hecho de hallarse enterrado, junto a su mujer, en la cripta de la iglesia parroquial de Hondarribia".

Ugarte nació el 24 de febrero de 1852, en Barcelona, y, al parecer, su "implicación y devoción por la ciudad de Hondarribia le llegaron por vía parterna", según relató Sagarzazu. Tal fue su vinculación con el entorno del Bidasoa que en 1880 Ugarte contrajo matrimonio con Josefa Carlota Pagés en la parroquia del Juncal de Irun y en 1898 adquirió una casa en el casco histórico de Hondarribia, junto al castillo de Carlos V, a la que puso el nombre de Josefina-Enea.

Debido a la gran predilección que Ugarte profesaba por Hondarribia, a la que "acogía y reverenciaba" como él mismo escribió, la ciudad le declaró hijo adoptivo en 1907 "en debido reconocimiento a sus generosos y loables empeños en pro del engrandecimiento y prosperidad de la misma". Dichos empeños se centraron sobre todo en el impulso, desde las más altas instancias del Gobierno estatal, de proyectos urbanísticos cruciales para Hondarribia. Algunos, como el del puente que uniría la localidad bidasotarra con Hendaia, no se llegaron a realizar, aunque Sargarzazu aseguraba no descarta recuperarlo en un futuro indeterminado.

Varela, por su parte, quiso dar las gracias a "todas aquellas personas que han hecho posible este reconocimiento"en nombre de la familia Ugarte. "Siempre hemos sabido de la impresionante carrera profesional de nuestro antepasado, tanto el campo juridico-militar, como más tarde en el ámbito político, en el que pasa por todos los niveles de la administración, alcanzando la Jefatura de los Ministerios de Gobernación, Gracia y Justicia y Fomento", continuaba el bisnieto del protagonista.

Sin embargo, por encima de sus muchos títulos y cargos, Varela quiso destacar "la permanente preocupación por las condiciones de vida de la clase obrera" de su bisabuelo, que también fue poeta, novelista y dramaturgo, llegando a ostentar, un año antes de su fallecimiento, el sillón Q de la Real Academia Española.

transformación

El segundo ensanche de Hondarribia

La última en intervenir fue Azpiri, que aseguró que la aproximación que como historiadora ha tenido a la figura de Javier Ugarte ha sido mucho más "emocional" de lo que suele ser habitual, debido a la amplia documentación literaria existente que permite acercarse "no tanto al personaje histórico, sino a la persona".

La historiadora quiso hacer hincapié en la importancia de Ugarte como catalizador de las inquietudes urbanísticas de la ciudad. "A finales del siglo XIX Hondarribia ya comenzaaba a ser una ciudad turística, pero tanto los vecinos como los veraneantes veían la necesidad de un cambio en su configuración urbana", narraba Azpiri. Tras un primer ensanche que no encajó bien con las necesidades de la ciudad, Hondarribia tenía que escoger en 1914 entre realizar uno nuevo o cambiar el modelo hacia uno de "ciudad jardín" como el que se empezaba a fraguar en Hendaia, con casas bajas tipo chalé.

Según Azpiri, con el nombramiento de Ugarte como ministro de Fomento "a Hondarribia le tocó la lotería". Cualquier plan urbanístico, en aquella época, tenía que ser aprobado en Madrid y, entre los viajes y las correcciones, podían pasar muchos años hasta que el documento final estuviera listo. "La implicación de Ugarte fue fundamental no solo en la tramitación del plan, que pudo llegar a buen término, sino también en la elección del modelo de Hendaia, que tenía como objetivo proteger a toda costa la imagen de la Hondarribia tradicional y evitar los excesos del urbanismo de la época", añadió Azpiri.

Tras las intervenciones, el acto se traslado a la parroquia de la Asunción y del Manzano, donde se hayan los restos mortales de Ugarte, y varios de sus bisnietos recitaron fragmentos de algunas de sus poesías. Finalmente, tuvo lugar la primera visita a la muestra de Arma Plaza, que cuenta con una extensa narración de la vida de Ugarte acompañada por documentación real de la época.