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Los habitantes silenciosos

Tolosa y su comarca cuentan con una amplia colección de árboles singulares; algunos de ellos destacan sobre los demás por su longevidad, otros por su imponente altura y otros por ser testigos mudos de siglos que nos cuentan preciosas historias.

Los habitantes silenciosos

Pasamos frente a ellos, a veces a diario, sin percatarnos de que llevan aquí muchos más años de los que nosotros jamás podremos vivir. Impertérritos, a veces desnudos y otras veces rebosantes de color, los árboles forman parte del paisaje natural que conocemos. Estos habitantes silenciosos han sido testigos mudos de nuestra historia y cada uno de ellos protagoniza su particular historia, que es la historia de todos. Tolosa y Tolosaldea cuenta con varios árboles singulares, que destacan bien por su longevidad, por su imponente altura o por alguna característica que lo ha hecho extraordinario.

En el parque de Zabalarreta viven los árboles más viejos de Tolosa. En la finca predominan los árboles de gran porte. De todos ellos se distinguen desde lejos los dos cedros del Atlas, uno de 40 metros de altura, obtenidos a partir de una semilla importada del Líbano en 1844. Se cree que son los árboles más antiguos de Tolosa; se les calcula una edad de 165 años. El cedro del Atlas es un árbol bíblico cuyo origen se sitúa en Turquía, Siria y Líbano.

El parque Zabalarreta es hoy en día uno de las zonas verdes más significativas que tiene Tolosa, atendiendo a su trazado y a la variedad e importancia de sus especies. Su uso público se fijó en 1980 y cuando se construyeron las nuevas viviendas sobre el solar se decidió mantener la configuración original del parque e integrarlo en el servicio municipal de mantenimiento de parques y jardines.

El parque de Zabalarreta tiene su origen en un jardín privado de mediados del siglo XIX. Ladislao de Zabala y Salazar, hijo del conde de Villafuertes, quien fuera diputado general de Gipuzkoa y alcalde de Tolosa en 1874, se casó con doña Victoria de Larreta. Crearon una finca en la Cuesta del Conde y la unión de los dos apellidos (Zabala y Larreta) bautizó la propiedad con el nombre que hoy conocemos, que en su día consistía en una casa de campo y un terreno arbolado.

Otro de los puntos de interés botánico en Tolosa está en los jardines del Árbol de Gernika. En dicha urbanización, construida en los años 60 en el antiguo solar de la casa Mariatxo-Enea de la familia Elósegui, hay varios árboles de gran porte, como un Ginkgo Biloba, un ciprés de Lawson, un cedro del Atlas y un gran magnolio. Posteriormente se plantó un retoño del roble que simboliza las libertades de los vascos, decidiéndose bautizar con este nombre al barrio.

Destaca el Ginkgo Biloba originario de China. En occidente es conocido como el árbol de los 40 escudos, que fue el precio pagado por un aficionado parisino a un horticultor inglés. Dicen que es un árbol portador de esperanza, ya que fue el único que sobrevivió a la explosión de la bomba atómica en Hiroshima, estando a poca distancia del epicentro. Actualmente, es habitual verlo en ciudades grandes, como Nueva York, porque son muy resistentes a la contaminación. En el caso del de Tolosa, es un ejemplar macho de 130 años.

En este punto cabe destacar la afición a la botánica de Antonio Elósegui, dueño de Mariatxo-Enea. En su finca de Bedaio logró el mayor manzanal del País Vasco tras la importación de 5.000 árboles de Normandía. En su terreno existían, además, otros muchos robles, pinos, avellanos, eucaliptos, cuyo número, en 1905, pasaba de 80.000. Y en su manzanal de Izastegi tenía 30.000 ejemplares de “manzanas-cuchillo”.

El haya de Altzo que pudo ser Árbol Europeo

El haya trasmocha de Altzo se quedó hace dos años a las puertas de ser nombrado Árbol Europeo de 2017. Motivos no le faltan a este árbol de la zona conocida como Gaztaña-Motzeta, que desde 1997 está considerado Árbol Singular por el Gobierno Vasco.

Lo plantó el bertsolari Manuel Antonio Imaz el mismo año que contrajo matrimonio con Paula Jauregui en 1836. Es un ejemplar único en Euskal Herria, goza de una salud envidiable y es el orgullo de la familia Imaz. “Es el legado que nos une a todos los descendientes”, manifiesta Pilar Zubiarrain, biznieta del bertsolari Imaz y actual propietaria de los terrenos.

En la zona de Gaztaña-Motzeta el bertsolari también tenía una calera y un manzanal. Cuentan que esmeraba en el cuidado de su haya. Cuando llevaba estiércol para los manzanos, aprovechaba para abonar el haya en todo su contorno, y le arrancaba la zarza que crecía a su alrededor. Para él era el símbolo de su vida y del hogar. Lo visitaba con frecuencia y se desceñía su larga faja y medía con ella el tronco, luego en casa tomaba la vuelta a una barrica con la medida del haya. Era su forma de ver cómo había crecido su árbol.

A día de hoy el majestuoso ejemplar tiene una altura de 23 metros, un diámetro de copa de 28,51 metros y 680 centímetros de perímetro a 1,30 metros de altura. Se trata de un ejemplar de Fagus Sylvática, especie arbórea de hoja caduca que puede llegar a medir 40 metros de altura y vivir 300 años. El haya de Imaz está, por tanto, en plena juventud.

Se trata de un árbol con el tronco muy corto, trasmocho, una técnica tradicional de Euskal Herria. El trasmochado es una antigua forma de explotación, ya abandonada, de los árboles, que se podaban cada pocos años con el fin de conseguir leña o carbón de sus ramas, piezas curvas de madera y pasto para el ganado bajo sus copas.

Alejado de la urbe también se encuentra el abeto Douglas de Albiztur-Tolosa. Es un gigante entre los gigantes, ya que tiene una altura de 55 metros, lo que podría equivaler a la altura de un bloque de viviendas de 16 pisos.

Se encuentra en el límite de Tolosa con Albiztur, y aunque durante muchos años se ha hablado de él como el “abeto de Albiztur”, oficialmente pertenece a Tolosa.

Es un elegante árbol situado cerca de un arroyo que cuesta un poco encontrarlo. El tronco es espectacular, pues dos personas con los brazos extendidos no llegan a abrazarlo. El ejemplar está protegido, ya que fue declarado Árbol Singular por el decreto 265/1995 del Gobierno Vasco.