“La de los inuit es una cultura llena de mitos y la gente aún piensa que se besan con las narices o viven en iglúes”
Antropólogo especializado en la cultura inuit y guía cultural de viajes al Ártico, Francesc Bailón ahonda hoy en la casa de cultura de Tolosa (20.00) en esta desconocida etnia
-Josu Iztueta, Angel Ortiz, Txiki Plazas y Nekane Urkia hablaron ayer de su travesía en Groenlandia, de un sueño cumplido. Mi intención es hoy hacer lo mismo, pero desde el punto de vista antropológico, es decir, cómo llegué yo en solitario al Ártico. Explicaré, evidentemente, quiénes son los inuit, cómo vivían en el pasado y cómo vive hoy, pero me centraré en mis vivencias, porque para mí también es un sueño cumplido.
¿Cómo y por qué le empezó a interesar esta zona del planeta?
-Tiene que ver con una historia relacionada con los bertsolaris. En 1997 leí en un libro que los inuit solucionaban sus problemas internos improvisando canciones y poemas. Me fascinó que un pueblo no recurriera a la violencia física para resolver sus conflictos, sino a la improvisación y al ingenio. Fue entonces cuando decidí dedicarme al estudio e investigación de este pueblo, y ya llevo 21 años.
¿Es una cultura desconocida para gran parte de la humanidad?
-Es una etnia más conocida por su nombre que por su cultura. Todo lo que había leído cuando fui por primera vez a Groenlandia en 2002 eran libros que tenían más de medio siglo. Por ese motivo, decidí escribir dos libros sobre este pueblo, que desgraciadamente nada tiene que ver con lo que la gente piensa.
Hay muchos mitos sobre la cultura de los inuit...
-Sí, es un pueblo envuelto en mitos y estereotipos. Algunos escritores con ganas y ansias de vender más y también en el cine, han mostrado una realidad completamente distorsionada. Creo que es una falta de respeto hacia este pueblo. Mucha gente aún sigue pensando que los inuit viven en iglúes, se besan con las narices, que ceden a las mujeres o que el oso polar tiene el pelo blanco, cuando en realidad lo tiene transparente. Sin ir más lejos, yo les enseñé a los inuit a construir iglúes, porque ellos no saben.
¿A qué se dedican los inuit?
-En esencia siempre han sido cazadores y pescadores, por ello el 99% de los pueblos está en la costa.
¿Está aumentando el turismo masivo en el entorno ártico?
-Hay tres tipos de turismo. El primero es el turismo de crucero, que está masificando la zona y nada deja a la población autóctona. El segundo es el de aventura que, desgraciadamente, tampoco tiene relación con la población nativa. El tercero es el de inmersión cultural con la población autóctona. Yo he tenido la suerte de sacar los programas de la única agencia que ofrece este tipo de viajes, porque son viajes solidarios y ayudamos económicamente a la población autóctona.
¿El calentamiento global es la gran amenaza actual?
-Sí, pero hay una idea equivocada. Se cree que cada vez hace más calor en el planeta, pero no es así, lo que ocurre es que cada vez hay una mayor inestabilidad de temperaturas. Para los inuit es un verdadero problema, porque es un pueblo que vive por y para la naturaleza; si ésta se modifica o transforma, les afecta directamente a ellos.
¿Viven con temor lo que les pueda pasar?
-Es un pueblo que se adapta a todo y saben que no pueden hacer nada contra el cambio climático. Somos nosotros los que debemos respetar unas pautas de comportamiento que no estamos haciendo. Les apena que haya esa falta de respeto, de hecho, para ellos el hombre blanco, que es como nos conocen a nosotros, es el ser humano que se ha querido diferenciar de la naturaleza.
Como estudioso del tema, ¿cuánto tiempo al año pasa en el Ártico?
-Todo depende de los proyectos que tenga. Llevo 32 expediciones al Ártico y suelo pasarme alrededor de tres meses allí.
¿Es la primera vez que visita Tolosa?
-Sí es la primera vez, pero no en Euskadi. Sé que en Tolosa hay afición a los viajes y animo a todo el mundo a que asista a la conferencia a conocer mejor el Ártico. Conozco Donostia y en 2006 montamos junto al Ayuntamiento de Basauri la primera exposición sobre los inuit que se hizo en todo el territorio español. Fue espectacular y me atrevería a decir que no se ha vuelto a hacer nada igual en el Estado.
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