zumarraga - ¿De dónde le viene la afición a la música?
-De niño, cuando me llevaban a las fiestas del pueblo y veíamos al acordeonista, le decía a mi madre que yo quería un acordeón. En mi pueblo no había escuela de música y con 5 años intentamos que el profesor de piano me diera clases. Empecé con 6 años. Hasta los 11 años estudié piano y después fui organista en la iglesia del pueblo, pues el cura me mandó a estudiar órgano. También he estudiado guitarra. De formación soy ingeniero informático. La informática es mi otra gran pasión y siempre he hecho música con el ordenador.
Llegó a Euskadi vía Erasmus.
-No fui el típico Erasmus y me fui a vivir a un piso con varios vascos. Hice una buena amistad con un chico de Zornotza y todos los fines de semana me llevaba a su pueblo. Después me enamoré de una bilbaina. Me gustó mucho la cultura de aquí y la gente fue muy generosa conmigo. Yo era muy italiano cuando llegué y aprendí mucho de ellos. Creía que era un tipo de persona y, al toparme con otra cultura, me di cuenta de que todo lo que yo creía que era lo había aprendido. Decidí quedarme para averiguar si solo era lo que había aprendido o era también otra cosa. La gran pregunta mía es si soy lo que he aprendido o si soy otra cosa. Es lo que me pregunto también en mis canciones.
Ha dicho que era muy italiano. ¿Qué significa eso?
-El italiano es mucho más abierto de entrada. Más efervescente. Muy ligón. Pero a mí me costó mucho ligar aquí, pues la forma relacionarse es muy diferente. Aquí hay que camuflarse un poco más.
¿Qué es lo que le gustó de Euskadi?
-Me sentí muy cómodo y la dimensión de Donostia me gustó mucho. Es una ciudad muy manejable para alguien como yo, que soy de pueblo. De todos modos, lo que más me gustó de Euskadi es su cultura. La gente tiene mucho interés por el arte y la creación. Es gente que ha vivido y sufrido muchas cosas y eso hace que tenga una conciencia y se interese por las cosas. Y en mi opinión, aquí hay una mayor apertura moral que en Italia. Eso me abrió una puerta de crecimiento personal. Podía empezar de cero y no temía ser juzgado. No estaba tan condicionado. Nací en la orilla del lago de Garda y, obviamente, echo en falta los olores y los sitios del lugar en el que nací. Me gustaría estar más cerca de mi familia y mi madre me echa mucho de menos, pero voy a menudo. De momento, estoy a gusto aquí.
¿Qué es lo que más le llama la atención de nuestro país?
-Después de tanto tiempo, me cuesta responder. Los bertsolaris me impactaron. Y la gente es muy legal. Me gusta mucho lo de palabra de vasco. En Italia somos más pícaros, aunque los del norte somos bastante parecidos a los vascos.
¿Cómo llegó a Zumarraga?
-Mi pareja es profesora de la escuela de música de Zumarraga y Urretxu. Un día vine aquí y me encontré con Jon Goenaga, que estudió informática conmigo. Le propuse dar clases de informática musical y yo también empecé a trabajar aquí. La informática musical se utiliza para grabar y para componer. Es el futuro de ayer. Cualquier músico puede hacerse una maqueta en casa gracias a la informática musical.
¿Qué tal en Zumarraga y Urretxu?
-Muy bien. Me llevo de maravilla con mis compañeros y alumnos y he colaborado en la grabación de las canciones del aniversario de la ikastola y del Kilometroak 2018. De vez en cuando salgo al pintxo-pote con los alumnos mayores. Voy al euskaltegi y practico el euskera con los alumnos. Todos somos de pueblo y nos gusta la música, por lo que es fácil llevarse bien.
¿Una palabra en euskera?
-Tengo pendiente escribir una canción en euskera, que se va a titular Nor naiz ni? Zein zara zu? Me gusta porque son tres enes y tres zetas y porque la palabra quién se puede decir de dos formas distintas. En las clases de euskera apunto cosas para mis canciones, pero todavía es pronto para escribir una canción en euskera. Eso sí, el título ya lo tengo y también sé de qué voy a hablar.
Es un músico un poco filosófico.
-Me gusta la metafísica, hacerme preguntas sobre mí mismo y plantearme las grandes preguntas de la humanidad: quiénes somos y de dónde venimos. Todo explotó cuando vine. Cuando me di cuenta de que mis creencias se podían derrumbar. Cuando dejas de tener creencias es cuando descubres quién eres. Me gustaría entenderme más y mejor a mí mismo.
Su primer disco va por ahí.
-En todas las canciones hay preguntas sobre uno mismo, a la vez que cuento mis pequeñas iluminaciones. No son descubrimientos cerebrales, sino estados de felicidad o de paz. Cada canción es una pequeña píldora de alguno de los momentos en los que me he sentido muy conectado conmigo mismo.
¿Cómo definiría su música?
-El título es ya una declaración de intenciones. Las canciones son bastante sencillas de escuchar. De ahí la coletilla pop. No es música muy enrevesada, aunque me gusta también la música matemática. Es música pop con arreglos de orquesta y música electrónica. La asocio con la música ligera italiana de los años 60, pero con toques de música electrónica.
¿Tienen muchos conciertos apalabrados?
-El 18 de mayo tocaremos en el museo Reina Sofía de Madrid, en la fiesta de la música de Radio 3. El 24 tocaremos en la FNAC de Bilbao, el 25 en Olatu Talka de Donostia, el 31 en la FNAC de Donostia y el 16 de junio en Kutxa Kultur Kluba de Donostia.
El disco ha sido bien acogido.
-Estoy contento porque ha sonado en medios importantes. Las personas que escuchan el disco dicen que le ven algo especial. Se ha hecho con una reputación de disco delicado y bien trabajado. En Los 40 principales les ha gustado la canción Como si fuera posible y la están poniendo mucho. Todas las semanas hacen una lista con 10 temas de Euskadi y esta semana mi canción está la segunda en la lista.