Tolosa - Ignacio Elizaran Txapartegui está acostumbrando a sus lectores a escribir un libro por año, siempre en vísperas de Navidad, una época que adora. “Tengo una facilidad tremenda para escribir y mucha imaginación”, reconoce el escritor e historiador tolosarra. Tras El bronce de Ortakoi y Las dos Prutah, sus dos últimas novelas históricas, presenta Subh, la sultana vasca, el particular homenaje del escritor “a una reina extraordinaria”. El libro está a la venta en la librería Aranburu, Babel y el Maxi Eroski de Tolosa.

¿Dónde y cuándo sitúa su novela?

-Se desarrolla en el siglo X y está basado en una historia real. La trama es la siguiente: raptan a una niña vasca durante un viaje que hace con su padre y su tío a Pamplona, mientras pasan la noche en una posada. La muchacha es llevada al harén del Gran Califa Alhaken II de Córdoba, que según cuentan, era homosexual. Sin embargo, dos amigas le ayudan a Subh con el fin de que el Califa se fije en ella. Vistiéndola de chico consiguen que pase la noche con ella. Siguieron las relaciones y se quedó embarazada del que fue el III Califa de Córdoba.

¿Conocía la historia de la sultana vasca?

-Siempre me ha llamado la atención que las cinco últimas reinas de Al Andalus fueron vascas. No sé por qué a los árabes les volvían locas las vasconas. De todas ellas, ésta fue la única que reinó.

De modo que fue una mujer muy importante...

-Sí, fue muy buena regente y tuvo mucho poder. Hay muchas biografías escritas sobre ella en el extranjero. Las mujeres en el Califato de Córdoba no tenían ninguna función, más que quedarse embarazadas y ser las madres de los futuros califas. Subh se quedó viuda muy joven y le tocó gobernar a ella. Fue la única reina de Al Andalus que reinó, todas las demás fueron mujeres objeto. Después, se dice que fue la querida del poderosísimo Almanzor, quien le fue comiendo poder, pero nunca llegó a ser Califa porque no le quitó el título. La sultana nunca perdió la dignidad y así le dijo: “nunca te olvides que fuiste mi siervo y mi hijo es el Califa legítimo de Córdoba”.

¿De dónde proviene el nombre Subh?

-Euskaltzaindia dice que Subh es una contracción de Usua. Probablemente, los árabes no sabían pronunciarlo y le pusieron de nombre Subh. A su vez, Subh quiere decir en árabe Aurora, por eso muchos cristianos la llamaron la Reina Aurora. Ella nunca negó que era vascona y su apodo en el reino era Subh, la vascona.

La protagonista de la novela regresa después a su tierra, ¿no es así?

-Sí, he recreado la vuelta a su tierra para reencontrarse con su familia. Con 25 años y liberada de las ataduras del harén, vuelve al valle de Aiztondo “vestida de blanco”, tal y como le prometió a su madre cuando partió. En el libro describo a todo detalle su regreso al pueblo en dromedario, con todo el lujo y el boato que la acompaña.

Se basa en hechos históricos para construir su novela, pero emplea la ficción...

-Está bien matizado lo que es historia y lo que es novela, es decir, lo que es fruto de mi imaginación. Tengo una imaginación terrible y no me cuesta nada crear historias, no soy nada perezoso.

En sus novelas le gusta incluir a amigos, lugares conocidos... ¿en esta ocasión también lo hace?

-Subh regresa a su tierra, pero no concreto a qué pueblo, sino al valle de Aiztondo. No obstante, mi madre era de Larraul y conozco lugares de la zona, como unas regatas donde se baña Subh con su hijo cuando regresa. En otros libros he solido incluir a personas conocidas, con nombres y apellidos, pero en éste no hay nada de eso, porque se desarrolla en el siglo X.

¿Es un libro asequible para que lo pueda leer una persona que no conozca la historia?

-Sí, mi estilo siempre es hacer libros amenos, escrito en un lenguaje sencillo, no un tostón de historia. Está pensado para conocer a Subh y se pueda leer a gusto. Además, es una historia que tiene elementos de todo tipo; explica en qué consiste la fiesta del cordero para los musulmanes, qué es La Meca...

¿Tiene ya alguna otra novela en mente?

-¡Sí, claro! Ya estoy preparando la historia de Gartxot, una historia de Euskal Herria. Hay hechos de tipo histórico que se saben, y es de donde parto para crear mi novela.

¿Sigue pintando cuadros?

-Todos los días escribo, y pinto también. No lo hago por dinero, lo hago por afición. Cuando me llamen de la casa de cultura de Tolosa para hacer una exposición en el Palacio Aranburu la haré gustosamente.

Viajar es otra de sus pasiones, ¿dónde ha estado últimamente?

-He estado en Roma, como todos los años, y este año no he podido ir a Londres. Me gusta mucho viajar a Israel, pero ahora por motivos de seguridad está desaconsejado. Siempre viajo con motivación cultural e histórica.