Legazpi es el pueblo de los sindicalistas. Desde hace décadas, en todos los sindicatos se pueden encontrar legazpiarras. Fernando Martínez de Albéniz ha hecho un listado de los pioneros y Joseba Villarreal de los actuales. Rufino Portilla, por su parte, ha hablado acerca de sus tiempos de sindicalista.

Martínez de Albéniz está jubilado. Era afiliado de ELA. Comenta que el peso del sindicalismo en Legazpi ha sido tan fuerte, que incluso cuentan con un local sindical. “Se hizo durante la Transición. ELA y LAB no quisieron utilizar el local y son CCOO y USO los que lo utilizan. Félix Dorronsoro, que fue un destacado dirigente de USO, iba todos los días. Otros miembros destacados de este sindicato fueron Endika Amilibia y José Luis Martín. Los dos están fallecidos. Martín tenía un gran carisma y sabía mucho de leyes. Fue uno de los fundadores de la cooperativa Urola”.

El listado de sindicalistas es interminable. Los que tuvieron cargos más destacados fueron José Mari Zufiaur y José Miguel Leunda. El primero fue secretario general de UGT y el segundo presidente de ELA después de Robles Arangiz.

Otros muchos dejaron huella a nivel local. Luis Laskurain, trabajador de Zorrotz, fue el referente principal de ELA en el municipio durante muchos años. José Ramón Villarreal fue secretario del comité de empresa de Bellota. Endika Amilibia, de USO, fue miembro muy activo del comité de empresa de Patricio Echeverría. Después fue a Lasarte y fue uno de los fundadores de la empresa Bianchi. Jesús Mari Aiastui y Rufino Portilla fueron las cabezas visibles de ELA en Bellota.

Martínez de Albeniz también menciona a Victoriano Arrazola. “Trabajó en Bellota y después abrió una tienda de muebles. Le quemaron la tienda. Trabajó duro para traer el hospital a Urola Garaia y fue presidente del centro social Buztintegi”. Martínez de Albeniz recuerda a otros muchos: José Altzibar, Manuel Salvador, Nicanor Gutiérrez, Patxin Arrizabalaga, Antonio Molina, Pablo Santillán...

Hoy en día, Legazpi sigue siendo cantera de sindicalistas. El brinkolatarra Patxi Agirre, por ejemplo, fue secretario general del sindicato de transportistas Hiru. Pero es ELA el que se lleva la palma. En la actualidad, once legazpiarras trabajan en este sindicato: Izaro Mujika (gabinete de salud laboral), Alazne Mantxola (servicios públicos), José Angel Urbieta (administración), Iker Alustiza (industria), Eneko Agirreurreta (abogado), Idoia Elustondo (servicios públicos), Egoitz Iturbe (interfederal y miembro del comité nacional), Unai Martínez (secretario general de industria y construcción y miembro del comité nacional), Lander Zabaleta (comunicación), Aintzane Orbegozo (servicios públicos) y Joseba Villarreal (miembro del comité ejecutivo y responsable de sindicalización).

Este último comenta que se pueden distinguir dos épocas. “En los tiempos de Portilla y Laskurain, ELA creció de la mano de la industria. Legazpi es un pueblo industrial y eso ha ayudado a crear conciencia de clase. Después, en las reflexiones que se hacen para renovar el sindicato, vimos necesario atraer a los diferentes agentes para acercarnos a la sociedad. Fuimos los propios afiliados los que invitamos a gente implicada en la sociedad. Cada uno animó a sus conocidos y como en ELA había ya muchos legazpiarras, es normal que entraran más”.

Uno de los pioneros fue Rufino Portilla. Este legazpiarra nació en 1933. Con 14 años entró en la empresa Patricio Echeverría. Se unió a ELA cuando este sindicato aún era ilegal. “Recuerdo que solíamos reunirnos en Beasain, Eibar, Azpeitia... a escondidas. Casi siempre solíamos juntarnos en locales cedidos por la iglesia, pero también recuerdo habernos reunido en un pinar. Más de una vez, nos tocó huir de la Policía”.

Había mucho trabajo por hacer. “Las condiciones laborales eran muy malas. Los trabajadores teníamos muy pocos derechos y todo era ordeno y mando. No teníamos derecho a pedir y el que pedía era malo. Había que luchar”, recuerda.

En cuanto a las movilizaciones, recuerda especialmente una gran huelga. “Fuimos hasta Pamplona a recaudar dinero para la caja de resistencia. Conseguimos más dinero del que necesitábamos y se lo dimos a los trabajadores de Bombas Itur”.

Portilla se jubiló en los 90 y recibió un homenaje de su sindicato. En la actualidad, vive en la residencia de ancianos Santa Cruz. Lee NOTICIAS DE GIPUZKOA a diario, prestando especial atención a todo lo relacionado con los trabajadores, por supuesto.