“En la exposición de maquetas de Zabiel puede verse la evolución de las embarcaciones que ha habido en Mutriku”
La casa de cultura de Mutriku acoge hasta el viernes una interesante exposición de maquetas de barcos realizadas con todo detalle por Antonio Oianguren
mutriku - El protagonista de esta entrevista apenas tenía diez años cuando empezó a salir a la mar en compañía de su padre y trece años cuando empezó a trabajar como arrantzale; un oficio que desempeñó durante prácticamente tres décadas. Aún así, nunca ha dejado de lado su relación con el mar y la actividad marinera; un idilio que a sus 76 años mantiene vivo por medio de su afición para realizar maquetas de barcos. Algunas de ellas pueden verse en la espectacular exposición habilitada en Zabiel, que ha concitado el aplauso y la admiración de los centenares de personas que se han acercado a verla.
La suya es una vida ligada al mar y la actividad marinera...
-Así es. Empecé en la mar a los diez años, acompañando a mi padre, y a los trece ya me inicié como arrantzale. En aquella época no se podía empezar a cotizar hasta los catorce años pero existía la posibilidad de obtener un justificante en Zumaia para poder empezar a faenar antes y eso es lo que hice. A partir de ahí pasé 28 años como arrantzale y desempeñando diferentes tareas en los barcos, que siempre han sido mi pasión.
¿Cuándo y cómo le dio por empezar a hacer maquetas?
-Siempre me ha gustado mucho trabajar la madera con el cuchillo pero no fue hasta después de la mili cuando empecé a hacer maquetas. Mi primer trabajo de ese tipo fue una avioneta que hice en los ratos libres que teníamos mientras faenábamos en Sierra Leona, en el año 1963. Fuimos a pescar para seis meses y en algo había que matar el tiempo, así que a mí me dio por ahí.
Desde entonces no ha parado...
-Bueno, hice un paréntesis de dos años para atender a mi mujer cuando cayó enferma pero al margen de eso es verdad que siempre he dedicado tiempo a las maquetas.
¿Recuerda cual fue el primer barco que inmortalizó en una maqueta?
-Sí, el San Antolín lekeitiarra. Lo hice en 1964 para regalárselo al comandante gallego que tuve durante el servicio militar que completé como repostero. Se portó muy bien conmigo y luego tres hermanos míos hicieron la mili con él.
¿Cuántas maquetas de embarcaciones ha realizado?
-La verdad es que no lo sé. Hay trabajos míos en América, Pamplona, Vitoria... En la exposición de Zabiel pueden verse 17 trabajos que he hecho para los de casa y que sirven para ver la evolución de las embarcaciones que ha habido en Mutriku.
Pero no hace solo réplicas de barcos mutrikuarras...
-¡Qué va!. He hecho barcos de Mutriku en los que faené yo como el Chanbelena Segundo, el Reina de la Paz o el Sagrada Familia pero también de Ondarroa, Orio, Lekeitio... Ahora mismo estoy con el San Agustín de Getaria, que me han encargado.
Aparejos, redes, luces, bombonas de butano, baños... en sus trabajos cuida hasta el más mínimo detalle pero ¿qué es lo más difícil?
-Arrancar; más que nada porque muchas veces no dispongo de los planos originales y tengo que dibujarlos para poder hacer las maquetas a escala. Algún trabajo igual me lleva medio año y yo me encargo de todo; lo único que compro es la pintura.
A nivel personal, ¿qué le aporta todo ese esfuerzo y dedicación?
-Para mí es una manera de seguir manteniendo la relación con el mar y la actividad marinera.