Las fiestas de madalenas, la céntrica calle Madalena... En Errenteria numerosos acontecimientos giran en torno a la santa, cuya imagen se encuentra custodiada en la ermita, aunque realmente se trata de una basílica, de Santa María Magdalena.
A pesar de lo importante que es la patrona para el pueblo, parece mentira que su lugar de culto haya permanecido en pie durante alrededor de siete siglos. Se cree que el edificio fue levantado extramuros pocas décadas después de la fundación de la villa, en 1320. Hospital de leprosos, albergue de peregrinos, escuela, almacén y fábrica de campanas son las vidas que ha tenido a lo largo de su historia la basílica, que también fue ocupada para usos militares durante las sucesivas contiendas ocurridas desde la Guerra de la Convención (1793-1795) hasta la Guerra Civil (1936-1939).
Todos estos avatares y las filtraciones de agua que sufre por su ubicación, adosada en su parte posterior a una loma, han provocado el deterioro de la basílica y sus diversas rehabilitaciones.
La última de ellas fue impulsada hace cinco años por un grupo de vecinos que meses más tarde se constituyó en la asociación cultural Maria Magdalenaren Lagunak. Tal y como recuerda su vicepresidente, Jose Luis Insausti, en el verano de de 2012 Miguel Iraeta, presidente del grupo y portador de la imagen de la Santa en la procesión de las fiestas, le llamó para preguntarle si estaría dispuesto a comprometerse para restaurar y mantener en buen estado la basílica, que por entonces también se encontraba en un estado deplorable. “Miguel trabaja en Tudela y al estar él fuera del pueblo me encargué de reunir en otoño a un grupo de mujeres y hombres preocupados por el estado físico de la basílica”, rememora Insausti.
De este modo, elaboraron un dossier sobre las obras necesarias para recuperar la basílica que presentaron al Ayuntamiento. “Nos reunimos con el alcalde Julen Mendoza, los concejales de Cultura y Urbanismo y técnicos municipales en la basílica para que vieran in situ su estado. Quedaron impresionados y el Consistorio gestionó y sufragó su rehabilitación: se reconstruyeron las hornacinas, se asentaron las paredes, se dio un tratamiento especial a la madera ,y entre otros trabajos, se pintó el interior del edificio”, enumera el vicepresidente.
Las tallas, óleos y figuras que alberga la basílica también son de gran valor. Entre todos ellos destaca artísticamente la talla de San José, “una de las poquísimas figuras donde aparece con el niño en brazos” destaca Insausti. Además, en 2015 la restauradora Sandra Rodríguez de Paula, de manera desinteresada, recuperó el lienzo Las Ánimas. Recientemente también se trajo la imagen de un cristo que se solía procesionar en Semana Santa y que Insausti halló en el bajo de la parroquia de Zamalbide olvidado. “(Su recuperación) ha sido un éxito total. Hicimos una nueva reinauguración con un concierto y la gente lloró con unos lagrimones...”, resalta.
Los trabajos han continuado hasta la actualidad. Se han instalado nuevos apliques y una lámpara de estilo rústico con bombillas de bajo consumo en el interior y se han colocado luces led en su puerta de entrada. El siguiente paso será completar su iluminación exterior, para resaltar el edificio durante la noche.
Asimismo, agradecen al Consistorio las labores de jardinería que llevan a cabo en sus alrededores.